LUISINA COSTAGRANDE – «Me encantaría vivir en El Trébol para que mi hijo palpite la bestialidad que es este club»

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Luisina Costagrande es una de las máximas exponentes del voley, que nació y se formó en el Club A. Trebolense.

Luisina, es mucho más que «la hermana de…», fue una jugadora que trascendió las fronteras del país y que llegó a jugar en el primer nivel mundial en Italia.

Junto con Carolina y Florencia, conformaron un trío de voleibolistas del que habló todo el país.

Carolina, la mejor jugadora de voley de todos los tiempos, explotó en Europa y luego en la Selección Italiana. Luisina siguió sus pasos.

«Hoy vivo en San Luis con mi marido y tengo dos hijos, Benjamín de 6 años y Agustín de 6 meses», señala Luisina, en una visita al club para ver jugar a su hijo, mientras disfruta de una corta estadía en El Trébol.

Enamorada de Trebolense

Paradójicamente, su hijo, juega el básquet invitado por Trebolense en el mini, en la cancha, que tiene el nombre de su tía, «Carolina».

Luisina, acompañada de su papá «Juanjo» y de su pequeño Agustín, mira la práctica y le brota una lágrima. «Volver al club fue re emocionante. Gasté muchas rodilleras acá en esta cancha. Es una emoción enorme estar acá. Lo traigo a «Benja» todas las veces que puedo y me encantaría vivir en El Trébol para que mi hijo palpite la bestialidad que es este club. Trebolense le da grandes posibilidades a los chicos con el deporte. Ver como crece este club es increíble, el piso que le están poniendo a la cancha de básquet, me encanta ver como progresan y soy una enamorada del club y de ver como encara Trebolense el deporte con los niños».

Enorme trayectoria cortada por una patología

Luisina se fue de Trebolense a los 14 años, rumbo a Italia. Era una promesa hecha realidad. Todos hablaban de «la otra Costagrande2 como una de las grandes proyecciones del voley mundial. Jugó allá hasta los 19 años en el Conegliano, pero una especie de artritis crónica le cortó la carrera: La espondilitis anquilosante.

Sobre la espondilitis anquilosante, el Wikipedia dirá que una enfermedad inflamatoria que, con el tiempo, puede hacer que algunos de los pequeños huesos de la espina dorsal (vértebras) se fusionen. Esta fusión hace que la espina dorsal sea menos flexible y puede conducir a una postura encorvada hacia adelante. Si las costillas están afectadas, podría ser difícil respirar profundamente.

«Fue un proceso muy largo que me hizo dejar de jugar. Si me afectaba las caderas, podía llegar a correr el riesgo de quedarme sin caminar a los 19 años», cuenta Luisina.

Volvió de Italia, se recibió en la carrera de Administración de empresas y a los 24 años, retornó a Italia para intentar seguir con el voley. Jugó en el Peruggia un tiempo, pero la enfermedad la pudo y se volvió.

En Argentina se casó, tuvo dos hijos y el resto es una historia conocida. Pero lo más importante es que logró curarse de la espondilitis anquilosante. «Extraño lo que generaba el voley. Pero hoy tengo mi familia y no la cambio. Lo importante es que logré superar semejante patología. Hoy vivo lejos, con hijos pequeños y estoy en otra cosa. Superar la enfermedad me revivió».

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