Trebolense es una verdadera fábrica de deportes y deportistas. En su seno, se gestaron decenas de niños, que, a través de horas de entrenamiento, del trabajo de sus profesores y formadores, lograron trascender todo lo que alguna vez imaginaron.

Si bien la institución, tiene como desafío, mejorar la calidad de vida de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores por igual, generando disciplinas, actividades y deportes para que cada uno, pueda hacerlas de manera recreativa o competitiva; para pasar el rato o hacer alto rendimiento.

Pero Trebolense, tiene esa estirpe de campeón en la sangre y esa impronta de elevar las expectativas, motivar a los jóvenes y sacar lo máximo de ellos, cuando se disponen a lograrlo.

Nuestros profesores son tipos, que van siempre un paso adelante, pensando en nuevas propuestas, generando nuevos métodos de trabajo y aplicando nuevos conocimientos a la enseñanza. Y por tipos como ellos, hoy podemos decir, ¡misión cumplida!

Salieron de esta tierra de campeones, gente como Carolina Costagrande, Germán Castillo, Martín Boasso, María de los Angeles Frontera, Héctor Fértoli, Agustina Lépore, Julia Pietrani, Lucía Bertaina, Héctor Corte, Carlos Trullet, Nadia Castagno, Mariana Moriondo, el “Chín” Caffaratti, Daiana López, Evelin Tibaldi o Esteban Goicoechea, por mencionar a algunos.

Pero hoy, hoy fue un día histórico para el viejo Trebolense de la punta del Boulevard. Hoy se puede decir … misión cumplida!

Hoy, el mundo vio un desfile sensacional en Tokio, en la inauguración de los Juegos Olímpicos 2021. Y en la delegación argentina, dos pibes llenos de sueños, desfilaron bajo la bandera de la República Argentina.

Por un lado, la voleibolista Elina Rodriguez, nacida en Carlos Pellegrini, que llevó a cabo toda su etapa previa al salto al profesionalismo en las canchas de parquet de Trebolense.

Por otro, Francisco Caffaro, nacido en Piamonte, que desde chiquito hizo botar una pelota en el Gimnasio Edgar Degano de Trebolense, jugando en todas las formativas y saltando a las selecciones nacionales juveniles, antes de recalar en la Universidad de Virginia, en la NCAA, paso previo a la NBA.

Estos dos chiquillos se formaron en Trebolense, vistieron durante años la camiseta del “Cele” y hoy desfilan bajo la insignia nacional en el mayor acontecimiento del mundo a nivel deportivo. Estos dos chiquitos, escucharon las indicaciones y los consejos de sus profes, los de Trebolense, que los guiaron, les hicieron cimientos fuertes, para que hoy construyan una sólida realidad en sus vidas profesionales.

Trebolense hoy sonríe satisfecho. Sabe que su trabajo rinde sus frutos, que cada peso de la Mutual aporta al deporte de los pibes que sueñan o que simplemente quieren hacer un deporte para estar mejor. Cada vez que un socio confía en la Mutual, le da un espaldarazo a un profesor, a un chico, para sacarlo de la calle, para que se eduque, para que se entrene, para que aprenda un deporte, para que no tenga malas juntas o simplemente para que brille como Elina y Francisco.

El viejo “Trebolense de la punta del Boulevard” aún recuerda cuando bajo el “Coloso” llegaban Elina y Francisco a entrenar. Podía ser un día de lluvia o de sol, de frío o de calor. Pero ahí estaba Trebolense, para recibirlos, para acogerlos, para formarlos. Y sonríe por ellos, y se ilusiona.

Misión cumplida, la de un club que hace un trabajo en silencio por la sociedad. Misión cumplida por los pibes. Misión cumplida, por el sueño de un país mejor.