EXCLUSIVO – Hablan la mamá y la hermana de Florencia Gómez – «Quizás ella le dijo que no a alguien y esta persona no pudo entender que no es no»

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Por Francisco Díaz de Azevedo

Pasaron 46 días desde el más brutal crimen, violación y femicidio a Florencia Gomez en un camino rural de la ciudad de San Jorge, en el Departamento San Martín.

Pasaron 46 días desde que fue encontrada, con la cabeza aplastada por una piedra, desnuda, tirada al lado de unos cañaverales, donde la ultimaron a las 2 de la tarde, en un lugar que dista a 200 metros del primer acceso a esta ciudad, llegando desde el sur, por Ruta 13.

Pasaron marchas, radios abiertas, el día de la no violencia contra la mujer, declaraciones, peritajes e investigaciones.

Pasan las horas y el corazón de una madre y tres hermanos se desgarran ante la impunidad y sus mentes esperan el momento, el instante, en que llamen desde fiscalía con «la» noticia: «Se hizo justicia».

María Luisa Pouillastrou, «Malisa», tiene 75 años, la marcha firme, la mirada fuerte, aunque el dolor la hiere por dentro.

El pasado jueves, esta madre que reclama justicia, asistió a la inauguración de un mural pintado por su hizo, el artista Lisandro Urteaga, en El Trébol. La pintura, bellísima por cierto, reza el «Ni una menos» y entre la acuarela de colores, tres rostros femeninos parecen hablar desde el muro. «Uno nunca imagina algo así. Siempre parece que esto le pasa a los demás. Tengo cuatro hijos muy compañeros y ella era la menor. Estamos esperando que se resuelva el caso y que aparezca quien la mató sin piedad. Esta es una larga agonía. Uno a veces cree que no es verdad lo que está pasando, parece que no es real pero uno despierta y se da cuenta que pasó. Nos falta la «Flo» y todos estamos en lo mismo».

Flanqueada por su hija Gabriela, «Malisa», de gestos nobles, voz serena y modales amables agrega: «Que se esclarezca será para que ella descanse en paz. Lloramos mucho para luego estar mejor y poder hablar con ustedes (la prensa). A mí nadie me ve llorar, lo hago a solas y después estoy de pie. Nadie tenía derecho a que pase esto. Ya pasaron 45 días y es mucho. Puede ser que haya que aguantar más días, pero estamos esperando el momento en que encuentre al culpable». Y resalta: «Esperamos el día».

Una espera de 45 días

Gabriela, hermana de «Flo», destaca: «Se cumplieron 45 días de lucha como familia y el miércoles fue importante el «Dia de la no violencia contra la mujer». Eso nos moviliza emocionalmente y el apoyo nos da una gran fuerza. Nosotros estamos en contacto con nuestros abogados y la fiscalía y presionamos. Ellos nos tienen que dar respuestas. Llega el viernes y uno se pone mal en saber que hasta el lunes no hay actividad. Entendemos el hermetismo de la investigación y vamos entendiendo también que hay procesos que escapan a lo que uno quisiera y lleva todo un tiempo. Los fiscales no quieren cometer errores y que una defensa les juegue en contra».

Florencia Gómez Pouillastrou apareció muerta en un camino rural, desnuda y con signos de violencia, el pasado 12 de octubre. No hay detenidos, no hay culpables y las preguntas se disparan a borbotones de una sociedad que reclama el esclarecimiento del caso. «La investigación es difícil porque este no es un caso de un arrepentido que un día contó todo. Esta persona está en su casa tranquilo llevando su vida normal desde hace 45 días y nosotros hace 45 días que estamos llorándola. Las pruebas biológicas llevan un tiempo y un proceso y la justicia no puede generarnos falsas expectativas. Cuando hay una información puntual se nos comunica».

¿Desde tu percepción, la causa está avanzando o está estancada?

«Nosotros sabemos que están trabajando. El fiscal De Pedro viene a San Jorge con su equipo de trabajo y hacen todo en bloque. Nosotros hoy estamos tachando los días porque estamos al límite de que lleguen los resultados de las pruebas biológicas».

Ella era militante de un movimiento feminista. ¿Creen que su muerta está relacionada con esto o que fue una más tomada al azar?

«No sé si ella sabía algo», responde Gabriela y agrega: «Ella ayudaba a mucha gente. Desde la Municipalidad de San Jorge nos decían que ella tenía llegada a mucha gente que ellos no tenían. Probablemente ella sabía algo que a alguien no le gustó o quizás ella le dijo que no a alguien y esta persona no pudo entender que no es no. Ojalá que su lucha por los derechos y la igualdad de género no haya sido la que la llevó a perder su vida». ebas».

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