Tinka, la única fábrica de bolitas de vidrio de Sudamérica, está en la provincia de Santa Fe y al borde de la parálisis por el costo de los servicios públicos –como el gas y la energía eléctrica– y la irrupción de una competencia externa con la cual no puede competir en precios, producto de la apertura de importaciones.
La fábrica se encuentra en la localidad de San Jorge, y abrió sus puertas por primera vez en 1953. Una historia que arrancó con maquinaria casera y la copia de los productos importados, y siguió con el invento de la famosa bolita “lecherita”, cuya materia prima eran los fragmentos de envases de porcelana que luego se fundían. Tinca, o tincazo, era como se llamaba al golpe de una bolita contra otra –significado ampliado a otros ámbitos como sinónimo de coscorrón– y de ahí, con una k incrustada, surgió el nombre de la firma que, ahora y como otras, sufre los tincazos de la coyuntura económica del país.
Desde la empresa admitieron que están comprendidos en las generales de la ley que ahoga a las pymes nacionales. “Nos está matando las importaciones y el aumento de luz y gas. Y, además, están trayendo bolitas de China que son más económicas que las nuestras”, sintetizaron. Pagar los servicios con los tarifazos “y sin ventas, hace imposible seguir”, describieron el oscuro panorama.
Tinka emplea hoy a siete trabajadores. No es grande, ni siquiera mediana en esos términos, pero emblema de identidad y espejo del momento. El año pasado, fabricaban 400 mil bolitas por semana. La máquina para hacerlas se prendía dos veces por mes. “Ahora se prendió dos veces en lo que va del año, una en enero y ahora que se encuentra funcionando”, marcaron el contraste.
Las tarifas se fueron por las nubes y para la fábrica representa un problema. “Estábamos pagando entre 5 y seis mil pesos de gas y en marzo la semana que prendimos la máquina nos vino una tarifa por 70 mil pesos. Si no tenemos ventas, no podemos afrontar ni la tarifa del gas ni el aumento del mismo”, reiteraron. La fabricación de las bolitas requiere, primero, el fundido del vidrio, y luego darle la forma mediante un sistema de sinfines que las van moldeando en caliente, por lo que no muestran junturas como los productos hechos con moldes de matricería. Y los hornos funcionan a gas.
Las facturas de Litoral Gas y de la EPE los atacan desde dentro. Y desde fuera, la avalancha de las importaciones desreguladas. “La bolsitas de 100 bolitas las vendemos a los comercios a 27 pesos, mientras que las chinas se consiguen por 17”, comparan desde Tinka. Se importan las antes conocidas como cánicas también de México. Son de mejor calidad que las argentinas y las asiáticas, otro diseño y por eso también más caras, explican. Con esas no compiten. Las chinas los acorralan.
Historia. Tinka nació en 1953. Había en San Jorge una antigua cristalería, Saica. Dos de sus empleados, Víctor Chiarlo y Domingo Vrech, hacían una cierta cantidad de bolitas de forma manual. Por gusto. Pero empezaron a tentarse con la posibilidad de fabricarlas en serie. Pensaron cómo se podía mecanizar el proceso y diseñaron una primera. Domingo Vrech se abrió de esa sociedad, se puso por su cuenta y siguió hasta los años 90. En 1956 había ingresado a la sociedad Ricardo Reinero, y desde entonces fueron los tres mosqueteros de las bolitas: Víctor, su hermano Ángel y el nuevo Ricardo. Partieron a Rosario a buscar financiación. En la ciudad estaba unos de los grandes bazares del país, Manavella, que vendía bolitas de mármol. Les dijeron que fabricaban el mismo producto, pero de vidrio, y estaban dispuestos a agregar los de los rosarinos. Manavella los financió para que hicieran parte de la producción, y después se largaron por su cuenta.
Para incrementar la producción usaron primero maquinarias de fabricación casera, con las cuales igual llegaron a sacar, en la década de los 60, seis mil bolitas por hora. Quedaron cortos, y en 1995 compraron en Taiwán una máquina que elevó la producción a 8.500 por hora. Lo siguiente: un equipo del mismo origen para la fabricación de bolones, que hacían a unos 3.800 por hora. Hasta el año pasado se fabricaban 400.000 bolitas semanales.
Torneo Provincial de Bolitas
El próximo domingo 20 de mayo arrancó con una buena convocatoria el Segundo Campeonato Provincial de Bolitas” – Copa Teógilo “Pilo” González Navarro en la ciudad de El Trébol, mientras que la gran final será en la ciudad donde está asentada Tinka, el 16 de septiembre.
Se trata de un torneo regional que abarca más de 100 localidades simultáneamente jugando las localidades. Cada localidad cuenta con cuatro categorías divididas en rangos etarios. El certamen contará con competencias locales a desarrollarse durante el mes de mayo y junio; luego regionales que serán en julio y agosto y la gran final, con los 7 regionales, en la ciudad de San Jorge en septiembre donde se encuentra la primera fábrica argentina de bolitas de cristal.
La diputada provincial Claudia Giaccone, quien junto al Ente Cultural Santafesino organiza y auspicia el campeonato, explicó que el año pasado participaron cientos de personas y se espera lo mismo para esta edición del 2018.
Existen distintos métodos, y para el campeonato se eligió el más jugado. “Se trata de quién llega a más hoyitos, son cuatro o cinco. Juegan entre todos, puede ser toda una tarde y se van eliminando”, resumió Giaccone.
Fuente: El Ciudadano y Las Rosas Digital