Julián Piancatelli dejó el fútbol en el año 2013. Sobre fines de ese campeonato que se quedara San Jorge, el zaguero central dijo basta.

Quizás cansado de tantos años de fútbol – debutó muy joven en Primera – y con dos títulos en su haber – 2008 y 2012 – «Pianca» penzó en el punto final.

En el 2014 sólo se lo vio en la cancha siguiendo a su equipo pero lejos de los pantalones cortos y los domingos de vestuario.

Ya el año pasado, se unió a la pretemporada. Las subcomisiones de turno siempre tentaron a la «Berenjena» con volver.

Piancatelli tenía una situación laboral complicada, con muchos viajes y poco tiempo para entrenar.

Pero en este 2016, con 30 maduros años para un jugador de Liga, parece que le llegó la hora del retorno a uno de los mejores defensores de la historia de Trebolense.

Bajo las órdenes de Marcos Conigliaro comenzó a entrenar y para sus compañeros sólo dijo: «Voy a ver que pasa y como me responde el físico».

Pero pasaron los días y las semanas y se fue metiendo más en el entrenamiento y en las ganas de volver.

Hoy Julián Piancatelli es un jugador más de Trebolense. Estará en Conigliaro decir si será el marcador central de cada domingo. Piancatelli está a la espera, entrena, habla poco y sueña. Al igual que sus hinchas.

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