Esa lucha que emociona y que surge con la fuerza del fuego para pedir justicia

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Por Melisa Barrios

¡Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo, si un día algún fulano te apaga los ojos! Se escuha en la “Canción sin miedo”,  que entonan a grito las mujeres pidiendo, en una lucha inmensa, el fin del patriarcado.

Habrá quienes piensen que las pibas saldrán a romper y a quemar todo,  pero eso no sucederá. Es simplemente metafórico. Lo que si sucede, a cada día, a cada hora y en cada lugar, es la muerte de las mujeres. De nuestra amigas, de nuestras hijas, nuestra madres, nuestras compañeras. A nosotras si nos queman y nos rompen.

Una y otra vez, los relatos van pasando y los nombres van cambiando, como en un círculo infinito. Escribir pensando en las mujeres que ya no está, en esas que fueron arrancadas a la fuerza de este plano, no es fácil. Suena repetitivo, y lo es, porque a diario, un tipo decide qué historia ya no será contada.

Hoy toca seguir hablando por Florencia. Como un deber social, ético y profesional. Pedir justicia, alzar la voz. Conspirar para que el olvido no exista.

Me quedan las palabras dichas, esa las miradas a la nada y su cara en un papel. Tengo en la mente a su familia destrozada, el llanto de sus amigos y la sonrisa inocente de su hija que camina por las calles con la pureza que la protege del horror.

Mil sensaciones de una marcha en donde muchas de las caras fueron conocidas. Somos todos de un mismo lugar. Esos pueblos que se creían seguro pero que evidentemente, encubría el odio más recalcitrante que se transformó en muerte.

El grito aunado de una comunidad intenta dar luz. Las pibas con su fuerza caminan junto a las más grandes, que con sus luchas marcan a donde ir. Ansían la calma del alma que llegará solo con la justicia.

Transformar la angustia en arte, en un intento por terminar con el miedo que oprime. Renacer como una obligación, porque no queda otra, porque hay que seguir, porque el tiempo corre, porque así lo dice el universo. Continuar la vida que Flor no tendrá. Ver y sentir lo que ella ya no podrá, o al menos desde este lado, desde este lugar.

Justicia. Eso es lo que resta, lo que necesita Florencia, su familia y amigos. Lo que necesita la sociedad. Hoy como urgencia, tiene que aparecer el culpable, el asesino, el ser nefasta y oscuro que no dudó en apagar una vida.

Que caiga con fuerza el feminicida…

#JusticiaporFlor

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