CASAS – Familiares de una mujer que habría sido asesinada por su pareja, reclama la tenencia de sus hijos

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Verónica Soulé, de 31 años, murió como consecuencia de quemaduras en el 88% de su cuerpo a fines de marzo y desde el primer momento, su familia apuntó a la pareja de la víctima. Hoy, el masculino está con prisión preventiva imputado por homicidio calificado agravado por el vínculo. Sus hijos están viviendo con la familia paterna y los familiares de Verónica la restitución de los menores y volver a tener contactos son ellos.

“Estamos luchando por los chicos, queremos verlos. En cinco meses solamente los vimos dos horas en tres oportunidades. Les mandamos mensajes pero no nos contestan y no sabemos cómo están”, lamentó entre sollozos Graciela Ríos, la mamá de Verónica Soulé.

El acceso a la pequeña población, de poco más de 500 habitantes ubicada sobre la ruta 34, 130 kilómetros al noroeste de Rosario, cambió su fisonomía ayer, dos horas después del mediodía. Fueron mujeres y algunos hombres con carteles, pancartas y fotografías, entre familiares, amigos y vecinos de Verónica, integrantes de organizaciones de lucha por los derechos de la mujer y periodistas, quienes llegaron hasta el lugar por pedido de la familia.

El motivo era hacer trascender su drama que comenzó aquel martes 17 de marzo, cuando L. Cabral, cruzó la calle corriendo, ingresó a la vivienda de la madre de Verónica y le mostró sus manos quemadas; prosiguió con la muerte de Verónica tras siete días de agonía y ahora continúa con la situación de sus dos hijos, de 12 y 9 años, que viven en Cañada Rosquín con sus abuelos paternos y a quienes los familiares de Verónica no pueden visitar.

“Nos prometieron que nos iban a armar otra reunión para que podamos verlos y todavía seguimos esperando. Toda la familia está destruida”, contó Graciela, la abuela materna y luego agradeció el apoyo a la causa. “Si no fuera por toda esta gente, lo que ocurrió hubiera quedado en la nada. A nuestra familia ni siquiera la apoyó la policía. Imagínense que nos tomaron la denuncia una semana más tarde y detuvieron a la pareja de Verónica tres meses después de que ella falleció”, señaló angustiada.

Pedido de restitución

Los carteles que ayer se elevaron en Casas exhibían la leyenda “justicia por Vero, restitución de sus hijos a la familia materna ya”. En un breve acto explicaron que no vieron más alternativa que organizar una movida a pesar de la pandemia. “Ya no nos escuchan, llamamos a todos los teléfonos que nos dieron y encontramos siempre dificultades”, dijo Graciela a este diario.

La coordinadora regional de Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), María José Zochi, señaló que “la lucha de la familia por demostrar su versión de los hechos fue ardua y penosa. Hoy el presunto femicida está preso y eso es un logro en la búsqueda de justicia. Pero ahora imploramos al Estado local, provincial y nacional, que es el que se tiene que hacer responsable, que se restituya y se revincule a los hijos de Verónica a su familia materna”.

“Graciela, la abuela, no ve a sus nietos desde que esto comenzó. Es una vulneración de derechos muy grave y que no solo corresponde reparar a sus tíos y abuelos sino a los mismos niños. Ellos deben estar en el lugar en el que se criaron”, explicó Zochi y añadió que “en estos casos, la vinculación con la familia del presunto femicida es contraproducente para la psiquis de estos niños porque, en general, están todo el tiempo justificando la detención del presunto culpable y hablando en contra de la familia materna. Ese daño es muy difícil de reparar y por eso hablamos de vulneración de derechos”.

“Pedimos a la Justicia y a la Subsecretaría de Niñez que agilicen los trámites y apliquen todos los medios disponibles para que los hijos de Verónica puedan reencontrarse con su familia materna”.

El caso

Desde el 26 de junio, L. Cabral, pareja de Verónica, está detenido en la Alcaidía de Sastre. Fue imputado como sospechoso de haberla asesinado prendiéndole fuego con alcohol y el juez, Pablo Ruiz Staiger, definió el caso como homicidio calificado agravado por el vínculo y le impuso prisión preventiva mientras tramita el juicio.

Aunque la mecánica de cómo ocurrieron los hechos aún no está establecida, los indicios que colectó la fiscal Alejandra Del Río Ayala apuntan hacia Cabral, de 35 años, quien mantenía una relación de sometimiento con Verónica, según cuentan los familiares y vecinos.

Los médicos del Hospital Provincial de Rosario, donde falleció la mujer, reportaron que al momento de su ingreso su cuerpo estaba quemado en un 88 por ciento. Según allegados y familiares, entre ellos sus dos hijos, Soulé era víctima de violencia por parte de su pareja, por lo que intentan probar ante las autoridades que su muerte se trató de un femicidio y no un suicidio, como sostiene Cabral y como la Justicia encaminó el comienzo de la pesquisa.

Fue Graciela y una hermana menor quienes trasladaron a Verónica hasta el hospital. Ella relató que su hija se encontraba en shock y casi no se movía y aseguró que alcanzó a decirle: “Me quiere sacar a los chicos”. Además, se negó a que la llevaran al hospital de Cañada Rosquín, porque allí vive la familia de su pareja “y eso le causaba desconfianza”, contó Graciela a La Capital y narró que la primera asistencia la recibió en el Samco de Carlos Pellegrini. Desde allí la trasladaron al hospital de El Trébol y luego la derivaron a Rosario.

Andrea Soulé, hermana de Verónica, contó que ese día, pasada la medianoche, los vecinos escucharon una pelea. Luego una explosión a la que le siguieron gritos. La madre de Verónica contó que la despertó su yerno, mientras le mostraba las manos quemadas para reforzar su versión. Dijo que trató de ayudar a Verónica, que intentaba suicidarse prendiéndose fuego con alcohol.

“Llegó a la casa de mi mamá diciendo que Verónica se había prendido fuego y que él la había salvado. Le preocupaba más que le creyéramos que la vida de mi hermana”, recordó Andrea, y agregó: “Mi mamá y mi otra hermana salieron corriendo a buscarla”. Tras recorrer los 50 metros que separan una casa de la otra, se encontraron con una imagen desgarradora. La mujer yacía en el piso del baño, “sobre un charco de agua mezclada con cenizas”.

Con la ayuda de las organizaciones de defensa de los derechos de la mujer la familia logró que tome intervención la Fiscalía de Violencia de Género. Allí cobró fuerza la versión que acusa a Cabral tras una pericia en la que especialistas del cuerpo de Bomberos Zapadores de Santa Fe reconstruyeron la mecánica de cómo se originó el fuego en el cuerpo de Verónica. Desestimaron que se encontrara de pie, como narró su esposo, lo que hubiese originado quemaduras en su rostro y el cabello, datos que no coinciden con los de la autopsia.

La fiscal también aportó elementos hallados en el lugar del hecho como encendedores, ropa incinerada en un balde plástico y una cinta de embalaje con pelos de la mujer. También testimonios que daban cuenta sobre la violencia a la que fue sometida la victima a lo largo de los años de convivencia de la pareja.

Además, la fiscal atacó la declaración de los hijos “por contaminación discursiva” del propio padre, quienes sostuvieron que su mamá fue quien se arrojó alcohol en el dormitorio tras la discusión mantenida con el padre y que su progenitor fue detrás de ella para salvarla. Las fallas de ese relato aportarían certezas en la búsqueda de la verdad, ya que las evidencias indican que los niños no vieron el momento en que se inició el fuego. Eso sucedió a los pocos segundos en el antebaño.

Fuente: La Capital

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