EN EL NOMBRE DE LA MUSICA – El señor del Bajo

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Se llama Adrian Santini. Muchos lo miran caminar por las calles con su look rockero y se lo quedan mirando. «Quien es éste?» Se preguntan. casi nadie tiene la respuesta.

Muchos no lo conocen o simplemente lo vieron en los últimos meses en un escenario tocando un bajo.

Pero Santini es mucho más que eso. Mucho más que un instrumento de 4 cuerdas, que hace hablar como si fuera su propia voz.  

«Llegué a 7 meses. Me encanta el lugar y la gente me recibió muy bien. Lo de la charla lo hice en el Teatro Cervantes fue para devolverle a El Trébol tantas atenciones»dice, a este medio tras dar una clase didáctica en el centro Cultural el pasado domingo que se llamó «El bajo y vos».

Adrian tiene 61 años. Nació en Capital Federal. Se fue a vivir a Caleta Olivia, porque no le gusta los lugares con demasiada gente.  Allí trabajó durante más de 30 años con la música.

Su abuelo era director de orquesta del Teatro Colón y su madre concertista de piano y maestra de música. «De ellos vino el tema de la música», explica.

En Caleta Olivia conoció a quien hoy es su esposa: Claudia Deporte, artista de esta ciudad, que junto a él regresaron a El Trébol en los primeros meses de 2018.

El El Trébol Santini da clases de bajo y teoría y toca en diversas bandas. Actualmente está  formando parte de la banda de Morena Roldán, toca con una banda que hace covers de rock nacional entre los que está Guillermo Gerbino (ex Derecho de Piso) y es fundador de un trío llamado «Tres amigos felices».

Santini camina por la ciudad con un look muy particular. Barba larga, cabello largo, lentes redondos que rompen con la fisonomía estética media que tiene la ciudad.

El «bajista» también colabora con el Coro Municipal de Juan Pablo Rossi tocando el contrabajo.

Con su llegada a la ciudad se alimentó la música, se generó una nueva mística y se consolidó el arte.

Adrian tiene personalidad tranquila, trato amable y muy respetuoso. Cuando se para en escena, ya sea con un Fender, un Rickenbaker o un Ibañez, la estructura de cada canción se transforma en un reloj suizo, con sangre pura argentina, pura de gran artista.

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