Un visionario llamado Fernando Molinari

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El hombre gimnasia – Es el padre, descubridor y mentor de Federico Molinari, finalista de anillas de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Un profeta de la Gimnasia en la provincia.

Por Francisco Díaz de Azevedo Cuando uno escucha o lee el apellido Molinari no puede no asociarlo al mundo de la gimnasia artística. Al menos, no después de Londres 2012, cuando Federico, Molinari fue finalista en la prueba de anillas y paralizó a la Provincia de Santa Fe y a la Argentina en cada una de sus actuaciones.

Pero Federico es Federico por una gran razón. Y esa razón es el inicio de una carrera deportiva que su padre, Fernando le prodigó desde pequeño. Cuando la gimnasia no era gimnasia, cuando las paralelas, barras y anillas no convivían con el fútbol y algún otro deporte de los clubes de barrio. Cuando las piruetas sólo se hacían en los recreos de las escuelas.

Fernando Sergio Molinari tiene hoy 54 años y una vasta experiencia en el mundo de la Gimnasia Artística. Es el padre y entrenador de Federico Molinari, finalista de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Es su descubridor y su formador. Hoy trabaja en Club Trebolense asesorando a los profesores Pablo Spertino y Carolina Pistarelli.

Molinari padre, nació en Rosario, fue gimnasta de Gimnasia y Esgrima y durante 5 años representó al país en la Selección Nacional.

Hoy vive – desde hace 28 años – en San Jorge. Vive del deporte, vive de su gimnasia y hace vivir a la gimnasia en la región.

Pasa sus días en el Club San Jorge entre sus alumnos. Y asesora al Club Atlético Trebolense de El Trébol. También trabaja en Cañada Rosquín y Carlos Pellegrini. «Si la gimnasia crece nos fortalecemos todos», explica Fernando, y agrega con fundamentos: «Toda la zona debe tirar parejo. Si hay un número importante de gimnastas podemos crecer en nivel. Hace 25 años cuando vine a la zona no había nada y hoy en los torneos de la Zona Norte tenemos la misma cantidad de gimnastas que hay en la zona sur que es mucho más antigua en este deporte».

Pero vivir de la gimnasia en este país no es sencillo. «No me alcanzaría para vivir con lo que hago en San Jorge. Por eso asesoro clubes de la región. Sino sería imposible», explica y sonríe.

Tiene gestos idénticos a los de su hijo. Las canas de sus 54 años lo separan sólo un poco de un parecido casi sorprendente.

«Lo de Federico hizo un antes y un después en la gimnasia. El deporte dio un vuelco definitivo desde Londres 2012. Fede tuvo la capacidad de difundirlo, incluso desde «Stravaganzas» con Flavio Mendoza. Lejos de meterse en la noche, sirvió para vender este deporte», comenta con voz pausada.

Fernando sigo guiando los pasos de su hijo. Aún hoy, que ostenta el Nº 2 del mundo en anillas y sueña con el Campeonato del Mundo. «Siempre fui el responsable de los entrenamientos de Federico, aún hoy. Si bien Federico ya es Licenciado en Educación Física especializado en entrenamiento, aún seguimos trabajando juntos. Cuando Fede llegó a Londres, yo estaba pescando y Federico me preguntaba vía Blackberry a miles de kilómetros de distancia que tipo de entrenamiento debía hacer porque le habían cambiado los días para practicar. Tan lejos, sigo teniendo injerencia en su trabajo».

Cuando se dio cuenta de que Federico podía llegar a brillar en este deporte?

«En el año 2008 presenté un trabajo al Secretario Técnico de la Confederación Argentina de Gimnasia que lo títulé «Federico Molinari –Finalista Olímpico Anillas Londres 2012″. En el 2008 !!!», resalta y añade: «Tenía la fundamentación de lo que creía que Fede debía hacer para llegar a esa instancia. Cuando los vieron la portada del proyecto dijeron «Este es un papá que quiere dinero para entrenar a su hijo» y tiraron la carpeta a un costado. Cuando muchos no le tenían fe yo la tenía y eso lo llevo en el corazón».

Qué le faltó a Federico para obtener una medalla en los JJOO?

«En Londres a mi hijo le faltó una salida más segura. Era un riesgo grande porque en los Panamericanos 2007 él tenía una salida que los jueces no le interpretaban. Buscó otra pero era más riesgosa y se cayó en la final de los Juegos Olímpicos».

Pero Federico aprendió de Londres y volvió a soñar en grande. «Ahora corrigió la salida, la cambió y el año pasado tuvo dos terceros puestos en Copas del Mundo y está 2º en el ránking mundial de Anillas».
Lejos quedó aquel 1988, cuando Fernando llegó a San Jorge. Pero en sus ojos se dibuja el recuerdo y se le ilumina la cara. «Federico siempre estuvo en el gimnasio desde chico. Lo veía que estaba en los aparatos y a las cabreadas. Siempre estuvo en el mundo de la gimnasia», dice y sonríe.

Fin de la charla. Toma su bolso y se pierde en el gimnasio. Es tiempo de volver a predicar. De volver a enseñar. De hacer grande a este deporte. El tiempo y su propio hijo le dieron la razón. Aunque la carpeta con su visión haya quedado perdida en un escritorio de la Confederación.

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