Aseguran que la Argentina podría producir entre 25 y 30 millones de toneladas de trigo

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– Así lo indicó Mariano Otamendi, vocal de AAProTrigo. «Argentina podría estar produciendo, tranquilamente, entre 25 y 30 millones de toneladas de trigo, pero en esta campaña estamos pensando en alrededor de 9 millones de toneladas y no la estimación oficial de 8,5. Las (estimaciones) que superan los 10 millones quizás son un poco arriesgadas. En cuanto a la calidad, es una cosecha normal respecto a lo que se viene logrando en la Argentina. ¡Realmente parece mentira el cepo que le han puesto a este cultivo, y que continúa!», señaló a «Siempre que llovió, paró…» que se emite por Radio Colonia, Mariano Otamendi, vocal de AAProTrigo.

Tras destacar que «los rendimientos son muy variables dentro de las mismas regiones», Otamendi señaló que «Lo grave es que el cultivo no levanta cabeza, y que el Gobierno, y (el Ministro Carlos) Casamiquela lo saben, lo mismo en el INTA. Ellos hablan, también, de que el eslabón que más le agrega a la cadena del trigo es la panificación, el último eslabón, y deberíamos estar en un esquema como el de Brasil, donde la molinería y la panificadora han hecho un acuerdo para producir todo tipo de galletitas, pastas, panes de molde, etcétera, no solo para el mercado interno sino para exportar. O sea, se necesitan muchos tipos de trigo y volumen para que ese eslabón funcione. Y por otro lado en el campo, por el tema de la soja, en todas las regiones agrícolas del sur hasta el norte se necesita sembrar trigo que es la única gramínea que incorpora carbono y que permite la rotación. Pero este Gobierno ha puesto bien el palo en la rueda e impide ambas cosas», afirmó, contundente.

Consultado sobre las perspectivas, consideró que «Hay una ironía dentro de la industria. Nosotros participamos de AAProTrigo con la Unión Industrial Argentina en una jornada que se hizo en Mar del Plata en el año 2005 donde claramente se mostró el gran problema que tiene la cadena de valor de trigo que es lo que ya hablamos, que la panificación, el valor que más agrega a la cadena, no cuenta con la cantidad de harinas suficientes en cantidad y diversidad para producir y exportar. Esto de que la cadena de valor de trigo la podemos arreglar con un by pass o con un ano contra natura que es la exportación de harina, cosa que no existe en el mundo, es una falacia. En realidad la molinería debería hacer lo que se hace en Brasil, que se asocia a la panificación para proveerle internamente grandes volúmenes y diversidad de harina. Eso debería estar sucediendo acá, y estaríamos produciendo muchísimo más».

Respecto a la resistencia a clasificar los trigos que hubo, incluso, entre los productores, Otamendi destacó que «Quizás la resistencia que hubo cuando se quiso clasificar el trigo se debió al cortoplacismo, a ver solamente la baldosa que tenías que pisar a continuación, porque de alguna manera, si eso no tiene un precio asociado distinto, el productor prefiere volumen. En realidad se entendió siempre mal el tema. Cuando se dice que la panificación necesita distintos tipos de harina, clasificar implica también, poder introducir en Argentina muy diversos tipos de trigo, cosa que hoy no se puede porque se mezcla todo. El reactor que iba a instalar Kraft para la galletita Club Social terminó haciéndola en Brasil porque acá no existen esos trigos. Creo que algún día vamos a tener que discutir esta estupidez donde la clase dirigente y agropecuaria dice «¿cómo en el país de la carne vamos a importar carne, o cómo en el país del trigo vamos a importar trigo?». Ojalá algún día importemos muchísimo trigo y muchísima carne, y ahí nos daríamos cuenta de los verdaderos precios y de la verdadera realidad de los mercados internacionales. Uno de los países de más producción como Estados Unidos, le permite a su industria importar lo que necesita», puntualizó.
Finalmente, respecto al mantenimiento a las restricciones para exportar el cereal, Otamendí consideró que «Esto es permitirles cazar en un zoológico, porque los productores de trigo estamos atrapados en un corral y vienen a pescarnos. Nosotros propusimos que si de alguna manera el Gobierno quería subsidiar de alguna manera, proteger, o ponerle pañales a la industria molinera, existen los mercados de futuro. O sea, el Gobierno podría tranquilamente, como hicieron toda la vida los molinos, comprar sus necesidades en el Mercado a Término, y a medida que van consiguiendo los volúmenes y van teniendo la mercadería física van anulando esos contratos sin estropear el mercado. Hay que tener en cuenta que es un rol indelegable del Estado velar porque funcionen los mecanismos de formación de los precios, y justamente es lo que este Gobierno ha destruido especialmente», finalizó.

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