Le sacó más de 25 puntos de ventaja a Matthei

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Bachelet arrasó en el ballottage y prometió cambios de fondo – Volverá a La Moneda después de cuatro años; «Debemos ponernos desafíos mucho más altos», dijo tras la victoria En una jornada marcada por el desinterés y la alta abstención, la candidata opositora de Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, se impuso en el ballottage de forma contundente frente a su rival oficialista, Evelyn Matthei, y se convirtió en la primera mujer en volver al poder en la historia de Chile.

Bachelet ganó cómodamente con el 62,1% de los votos frente al 37,8% de su rival. Consiguió poco más de 3.400.000 sufragios y una ventaja de casi 25 puntos (superó a Matthei por más del 60% en doce de las 15 regiones del país), la mayor diferencia desde la instauración de la segunda vuelta.

«Gracias a aquellos que con su voto demostraron que creen en mí como yo creo en ustedes (…) Hemos hecho mucho. Y justamente porque hemos construido todo esto es que debemos ponernos desafíos mucho más altos. Es un momento histórico, hemos mirado nuestras heridas y tareas pendientes: ahora necesitamos transformaciones de fondo», dijo anoche Bachelet, en un encendido discurso en el hotel San Francisco, sede de su comando, en el centro de Santiago.

«La educación no es una mercancía, los sueños no son un bien de mercado. Ahora es el momento. Tenemos la fuerza ciudadana, las mayorías parlamentarias y la situación económica», agregó Bachelet, reafirmando sus promesas de crecimiento inclusivo, cambios estructurales y de un renovado pacto social a través de una nueva Constitución.

Sobre el final, también agradeció a su madre, Ángela Jeria, y a su fallecido padre, el general de la fuerza aérea leal a Salvador Allende Alberto Bachelet. Antes del ocaso, la Alameda de Santiago y las principales calles de todo el país comenzaron a llenarse de simpatizantes de Bachelet para celebrar el triunfo.

«Es una alegría enorme. Lo único que le pido a Bachelet es que luche por la educación. Hay muchos jóvenes que se están perdiendo», dijo una pobladora de la capital chilena.

«Este triunfo no es de Bachelet, sino de todo Chile. Los ricos pueden comprar todo, pero no pueden comprar al pueblo», agregó otro joven, esta vez en Valparaíso.

El proceso, en el cual participaron más de 5,5 millones de chilenos, tuvo una histórica abstención del 58% con el nuevo formato de voto voluntario, lo que durante gran parte de la jornada suscitó suspicacias sobre la legitimidad del triunfo de Bachelet.

«Una alta abstención no quita legitimidad al proceso, pero sí en algún grado le resta poder a quien resulte elegida», comentó una de las integrantes del comando de Matthei, María Cecilia Cifuentes.

«En todos los países con voto voluntario la abstención es mayor, por lo que llamaría a no hacer elucubraciones sofisticadas y raras (…) Lo clarito es clarito: gana el que gana con las reglas de la democracia que existen», sentenció Bachelet, después de votar en un colegio de la comuna de La Reina. Cerca de las 19.30, y acompañada de su marido, el economista Jorge Desormeaux, Matthei reconoció hidalgamente su derrota.

«Mi deseo es que [a Bachelet] le vaya bien. Nadie que ame a Chile puede desear lo contrario (…) El resultado es de mi exclusiva responsabilidad política. No fui capaz de remontar. Pero no me arrepiento ni por un minuto de haber aceptado esta candidatura», dijo Matthei, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos.

Después, en un tradicional gesto republicano de larga data en Chile, Bachelet fue felicitada por el presidente, Sebastián Piñera. «Ha tenido un gran triunfo. Le deseo el mayor de los éxitos y la mejor de las suertes en su futuro gobierno», afirmó el mandatario, para luego hacer un llamado de atención por la baja participación.

«La abstención no nos deja contentos. Tendremos que aprender a escuchar a los que votaron, pero también a los que no lo hicieron», explicó Piñera.

De acuerdo con el Observatorio Político Electoral de la Universidad Diego Portales, la apatía electoral chilena superó ampliamente la abstención en las últimas elecciones presidenciales de países con voto voluntario como Nicaragua, Guatemala, Venezuela, El Salvador, Estados Unidos y Colombia.

Durante una larga campaña de nueve meses después de que renunció a su cargo de secretaria general de ONU-Mujeres en Nueva York para volver a Chile, Bachelet debió sortear tres procesos eleccionarios.

Proclamada por el Partido Socialista y el Partido por la Democracia, Bachelet se impuso en las primarias de la Nueva Mayoría con un 75%, desplazando a su ex ministro de Hacienda, el independiente Andrés Velasco, y a los candidatos del Partido Radical y la Democracia Cristiana. Luego, estuvo a menos de tres puntos de imponerse en la primera vuelta del 15 de noviembre.

Definida por el comando opositor como una «campaña del terror» del oficialismo, Bachelet también debió hacer frente a los funestos pronósticos de desaceleración económica, fuga de inversores y un futuro escenario económico no precisamente promisorio en respuesta a su programa de gobierno, que incluye una fuerte suba de impuestos.

Precisamente ayer, la historiadora y consejera del influyente centro de pensamiento Libertad y Desarrollo -vinculado con la derecha empresarial-, Lucía Santa Cruz, volvió a criticar el futuro gobierno de Bachelet, al cual calificó de una vía al socialismo que pone en riesgo las libertades y la propiedad privada.

«Va a haber un problema de gobernabilidad porque las expectativas son muy altas. Habrá mucha presión de la calle», anticipó Santa Cruz.

LOS EJES DEL FUTURO GOBIERNO

Cambios en la Constitución, la educación y los impuestos

Nueva Constitución

El futuro texto buscará eliminar el legado de la dictadura militar, como el estricto procedimiento para modificar leyes orgánicas, cambios en la propiedad monopólica del agua, el fin de un sistema que otorga enormes ahorros a grandes empresas y modificaciones al sistema jubilatorio.

Reforma educativa

Fuente de enérgicos reclamos, es una prioridad para la Nueva Mayoría. La reforma tardará por lo menos seis años en implementarse y terminaría con el sistema actual, que obliga a las familias a pagar miles de dólares por educación superior, incluso en las universidades públicas.

Reforma tributaria

Con los cambios en el sistema impositivo, el nuevo gobierno intentará recaudar US$ 8200 millones para financiar reformas profundas a la educación pública para convertirla en seis años en un sistema de calidad y gratuito.

Fuente: Clarin.com

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