No podrá ser apagado hasta dentro de tres o cuatro semanas

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Los expertos de EE.UU. ya trabajan en el pozo – El equipo de seis especialistas que estuvo en la Guerra del Golfo admitió que se trata de un caso complejo. En la madrugada neuquina una enorme circunferencia de color rojo, como una verdadera piñata gigante, se destaca por sobre el paisaje chato de la norpatagonia. Es la figura distorsionada pero viva del pozo de la empresa Pluspetrol, ubicado a las afueras de Plottier, que permanece en llamas desde el lunes y no podrá ser apagado hasta dentro de tres o cuatro semanas.

Hoy a las siete a la mañana el equipo de la empresa norteamericana Boots & Coots comenzó a trabajar en el lugar. El grupo de especialistas parece en verdad salido de una película de Hollywood. Se trata de seis expertos dedicados a la singular tarea de apagar siniestros de estas características en distintas geografías del planeta. Ya lo han hecho con éxito, entre otros lugares, durante la Guerra del Golfo. «Voy a meterme en el pozo, por supuesto, soy un hombre muy feliz con su trabajo», le dice a Clarín Wull, uno de los miembros más jóvenes de Boots & Coots.

El pozo al cual este personaje con apariencia de skater desea meterse tiene una temperatura que supera los 1.000 grados centígrados. Para mantener enfriado el entorno, los Bomberos de la Policía de Neuquén lanzan contra las llamas 30.000 litros de agua cada 8 minutos. «Nunca en mis 20 años de trabajo había visto algo así», cuenta el Jefe de Bomberos Julio Lavin, a cargo de las operaciones de la mañana.

Del pozo emergen llamas que alcanzan los 20 metros. Alrededor de 6 paneles de luces mantienen toda la zona iluminada y el ruido es ensordecedor. La mayoría del personal utiliza protectores en sus oídos. Hablar es una actividad cotidiana que sólo puede realizarse a los gritos. «Este es el sonido de un avión que está por despegar, pero nunca despega», le dice a este diario Andrés Peressini, intendente de Plottier, quien llegó a las 9 de la mañana al pozo para mantener una reunión con los directivos de la empresa. Peressini promete que este accidente marcará un antes y un después en materia de seguridad. «Vamos a crear una zona de exclusión petrolera justo aquí, será de unos 5 kilómetros. No más pozos cerca de las poblaciones, tampoco creo que Pluspetrol lo quiera», señala.

«Para nosotros es importante que la gente se quede tranquila y pueda ver que tenemos esto bajo control. No hay contaminación y en todo lo que podamos ofrecer información vamos a hacerlo», asegura Osvaldo Falabiña, jefe de seguridad general del operativo. Falabiña entiende que para cualquier mortal se hace muy difícil creer en sus palabras. El sonido que sale del pozo es atronador, mientras que las llamas son lenguas de fuego que oscilan con una increíble fuerza. Sin embargo, es cierto, el aire se siente limpio y los bomberos y personal de seguridad trabajan a pocos metros del foco de donde sale el gas y el fuego.

La empresa repartió entre ayer y hoy 1.200 protectores auditivos y puso en uno de los accesos principales a una persona que se ocupa de responder a los vecinos todas las dudas que estos tengan. «Lo único que queremos es información para poder quedarnos tranquilos, por eso nos juntamos y hablamos con la empresa para que la comunicación nos ayude a todos», dice Carlos Martínez, la cara visible de un grupo de unos 50 vecinos que se están reuniendo para licuar sus temores. La contaminación más evidente que sufre este barrio compuesto por 400 casas y unas 2.000 personas es la auditiva. El sonido duro y penetrante que emite la combustión del gas se escucha a lo largo y ancho de varios kilómetros.

La boca del pozo, donde estaba originalmente la válvula de control que se rompió durante una maniobra de la grúa, es apenas más grande que un CD. Por ese agujero de pequeñas dimensiones sale expulsado el gas a increíble presión. Los tres estallidos del lunes destrozaron una torre y la grúa que estaban sobre el pozo. Ahora en el interior hay un infierno hecho realidad y basura industrial.

La empresa se encuentra sacando los que pueden entorpecer las operaciones de supresión del incendio. En unos días miembros del equipo americano se internarán en el pozo protegidos por ropas antiflama, escudos y una cortina de agua cortesía de los bomberos. Aseguran que es posible reconducir el fuego hacia otro sector, por medio de caños, y después apagarlo. Todo esto sin utilizar dinamita. Consultado por Clarín uno de los miembros de Boots & Coots aseguró que el de Plottier no es un trabajo como tantos otros. «No, esto es complicado», señaló.

El área en llamas tiene unos 25 metros de diámetro. Ayer rescataron piezas que habían quedado bajo el fuego y desde hoy desarrollan el plan para liberar la boca del yacimiento.

Fuente: Clarin.com

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