Conmoción en Entre Ríos

Un policía de 40 años asesinó a su pareja, una chica de 15 – El sargento la había embarazado cuando ella tenía apenas 12 años. El domingo discutieron porque ella quería ir a almorzar con su abuela y él no la dejaba salir. Le disparó con su arma reglamentaria. Mariana Jackeline Romero, una adolescente de 15 años, fue ejecutada de un tiro en la cabeza con una pistola 9 milímetros disparada a menos de medio metro de distancia por su pareja, un sargento de Policía de 40 años. El hecho ocurrió el domingo a la una de la tarde en Concordia, 265 kilómetros al norte de Paraná, la capital entrerriana. La adolescente tenía con su asesino un hijo de un año y medio. Hacía tres que estaban viviendo juntos.

El policía Fabián Casas –que integraba la guardia de Infantería de la Policía de Entre Ríos– quedó detenido ahora en la misma Jefatura para la cual trabajaba hasta hace 48 horas. Los policías que lo detuvieron dijeron que está «en shock» y manifestó querer suicidarse.

El pequeño hijo de ambos se encuentra al cuidado de los familiares de la víctima.

Fue Nicolás, de 13 años, hermano de Mariana, quien rescató a su sobrinito cuando la discusión de la pareja se volvió muy violenta. Este hermano es el único testigo de los hechos.

Al parecer, todo comenzó como otra de las tantas peleas que tenían el policía y su pareja adolescente, a quien él había embarazado cuando ella tenía apenas 12 años.

Ambos vivían en la casa de la madre de Mariana, junto con Nicolás y otra hermana. Fue esta última quien contó ayer que Casas los tenía amenazados a todos.

Celaba a su pareja y hacía frecuentes escenas violentas de gritos e insultos.

«¿A quién querés que mate primero, a tu mamá, a tus hermanos o a nuestro hijo?», llegó a decirle a Mariana hace poco tiempo.

Una de las cuestiones que generaban escándalo era el deseo de la chica de retomar sus estudios, que había abandonado cuando quedó embarazada de Casas. Tampoco la dejaba salir a ver amigas o a pasear sin su permiso.

Vecinos y familiares relataron a la Policía que Casas tenía «celos enfermizos», que lo llevaban a controlar con obsesión todas las actividades sociales que ella tenía. Y que hasta le había prohibido salir de la casa sin su consentimiento.

El domingo, la cuestión estalló por el deseo de la chica de ir a almorzar con su abuela. Según testimonió su hermano Nicolás, la discusión se fue elevando porque Casas no le permitía salir bajo ninguna circunstancia. Y le gritaba: «Vos querés ir a ver machos».

Fue entonces cuando Nicolás sacó a su sobrinito de los brazos de Mariana, que permanecía sentada en una silla con el bebé en su regazo.

«Estaban discutiendo, yo me alejé un poco con el nene y él sacó su arma y le disparó», contó el chico, que en ese instante salió corriendo con el bebé.

«Cuando vio lo que había hecho, la alzó en brazos y salió a pedir ayuda a los gritos», dijeron los vecinos. Alertados por el disparo, estos ya habían llamado al 101, el número del Comando Radioeléctrico local. Fue al lugar un patrullero de la Comisaría Primera. La Policía detuvo al agresor, que a esa altura ya amenazaba con querer quitarse la vida. La chica, envuelta en frazadas, fue llevada de urgencia al hospital local, donde los médicos intentaron reanimarla inútilmente. El disparo había entrado por detrás de la oreja derecha.

Poco después llegaron hasta la casa de la calle Leguizamón y vías del ferrocarril los fiscales Mario Guerrero y Germán Dri, y el Jefe de Policía, comisario Lucio Villalba. Se ordenó un dermotest (la prueba que determina si alguien disparó un arma) para Casas, el secuestro del arma utilizada y se comenzó a buscar posibles testigos.

Según los familiares de Mariana, el asesino ya tenía denuncias previas de dos parejas anteriores por golpes y violencia. La Justicia determinó la imputación inicial de homicidio calificado por alevosía y por el vínculo, un delito al que sólo le cabe la calificación de prisión perpetua. Hoy el fiscal pedirá indagar al detenido.

Fuente: Clarin.com