El conflicto en Siria volvió a enfrentar a Rusia con Occidente.

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Clima de Guerra Fría en la cumbre del G-8 – La reunión de mandatarios termina hoy y, al parecer, sin un claro acuerdo sobre el régimen de Assad. La foto de familia de la Cumbre del G8 en Irlanda del Norte probablemente refleje como nadie la atmósfera sombría y gris entre los líderes de los ocho países más industrializados del mundo. Siria se convirtió en un dolor de cabeza, que tensó aún más las relaciones entre Rusia y Occidente. El presidente ruso Vladimir Putin aceptó una conferencia de paz en Ginebra. Pero exigió que el presidente sirio Bashar al Assad estuviera presente mientras Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña se oponen a su presencia.

El acuerdo sobre Siria se conocerá a la tarde y seguramente será lavado, después de tan difíciles transacciones durante una comida el lunes por la noche casi indigerible por las posiciones de Putin. Ni los delicados cangrejos y paltas del menú, los alcahuciles violetas y los quesos de las islas ayudaron a aliviar la tensión que Putin genero con sus posiciones. Hasta todo tenía un aire de guerra fría nuevamente.

El canciller ruso Sergei Lavrov precisó las posiciones públicamente:»Nosotros categóricamente nos oponemos a afirmaciones de que la conferencia va a ser una suerte de acto público de capitulación para la delegación del gobierno, con la consecuente transferencia de poderes en Siria a la oposición», dijo en un comunicado.

Los delegados que acompañaron al presidente Barack Obama habían afirmado que Putin había indicado que el estaba listo a forzar al régimen sirio a acudir a las conversaciones en Ginebra.

La cumbre finalizará hoy pero el principal tema es -hasta ahora- un fracaso. Todo parece indicar que una conferencia de paz recién podría hacerse en agosto. Al menos decidieron aumentar la ayuda humanitaria para los civiles afectados por la guerra civil en Siria.

Barack Obama aportará 300 millones de dólares, Canadá 115 millones y Alemania contribuirá con otros 200 millones de euros. Japón donará US$ 10 millones y pidió la renuncia del régimen de Assad.

El Chancellor de las Finanzas británico, George Osborne, informo a la prensa que en el G8 se conseguirá un acuerdo sobre impuestos y transparencia que hará historia. Forzarán a las grandes compañías a pagar impuesto en su país de origen y restringirán las «shells companies» en paraísos fiscales, que les permiten evadirlos.

También hubo coincidencia en que no se pagará rescate cuando grupos terroristas secuestren a ciudadanos pertenecientes al G8. En los últimos 3 años se pagaron 70 millones de dólares en rescates de ciudadanos occidentales secuestrados por terroristas, y Al Qaeda Magreb consiguió 33 millones de euros en ese período.

En la cumbre, el clima sigue siendo informal y todos están en camisa. No solo se olvidaron la corbata sino que dialogan en una mesa redonda bastante chica, para conseguir un «afecto societatis» que los predisponga a coincidencias. Es un modelo que impuso Obama en Camp David y que el primer ministro británico ha copiado. El también decidió darse un helado baño en el lago Erne esta mañana pero nadie lo imitó, salvo su policía de custodia. Ni siquiera el presidente Vladimir Putin, que sabe nadar en Siberia.

Al mismo tiempo, el ministerio de Defensa británico elevo un «D Notice» a los periódicos y canales de televisión británicos, instalándolos voluntariamente a la autocensura, «en nombre de la seguridad nacional», para no divulgar información sobre el espionaje sobre los otros socios del G20 durante esa cumbre en Londres en el 2009. Fue The Guardian quien anuncio que el «D Notice», un mecanismo que se usa raramente y es voluntario para aceptarlo o no, había sido enviado a todos los editores de esos medios.

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