Nuevo detenido por el crimen de Elsa Sanmartino

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Un nuevo giro en el caso – La mujer fue degollada el 2 de febrero, al parecer para robarle sus bienes. Se sospecha de su círculo íntimo. Es el hijo de la mujer sospechada de idear y/o participar del crimen. Su declaración permitió descubrir importantes pruebas. El crimen de Elsa San Martino de Calandra (67) el mes pasado en Piamonte suma detenidos: ahora la policía encerró a Maximiliano R.  (19), hijo de Gabriela T. (45), nuera de la víctima y también encarcelada preventivamente porque habría sido autora intelectual o partícipe secundaria del hecho.

El muchacho, acusado de encubridor, aportó datos cruciales para la investigación que permitieron recolectar nuevas evidencias que incriminan a Hugo R.  (35) —marido aunque separado de hecho de T. —, como autor material del homicidio, por lo cual también está detenido.

El cuarto privado de la libertad hasta que se determine su grado de participación en el crimen es el propio hijo de la sexagenaria asesinada, Sergio C.  (39), actual pareja de T. y de quien se presume que sabía que su madre sufriría un robo, pero al parecer desconocía que la iban a matar.

Con cuatro detenidos, los investigadores tratan de reconstruir qué ocurrió aquel 2 de febrero, cuando Elsa se disponía a dormir la siesta y recibió el llamado telefónico de su nuera, avisándole que Rodríguez iría a su casa para que lo «cure» de la insolación —según cuentan la mujer era curandera y acudían a ella por esta dolencia y otras como el empacho—. El relato se interrumpe para pasar a otra escena: la del hijo de la víctima entrando a la casa y descubriendo a su madre tendida en el suelo, degollada, en medio de un charco de sangre.

Con la aparición de un anónimo en el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal de San Jorge, y la declaración de Risso, los pesquisas comenzaron a atar los cabos sueltos de una horrenda historia que según se sospecha, se planificó por más de un año y perseguía el objetivo de apropiarse de los bienes de San Martino: unas 25 hectáreas de campo, herramientas agrarias y dos viviendas.

El escrito anónimo aseguraba que Risso conocía al menos en qué lugares fueron descartados los elementos utilizados para matar a la sexagenaria y limpiar la escena del crimen. Luego el joven confesó que aquel día Rodríguez, domiciliado en María Susana, lo llamó para pasarlo a buscar por Piamonte e ir hasta El Trébol a comprar drogas. «Esperame en la Virgen», le dijo R.  y así lo hizo. Cuando éste llegó en una moto prestada, le pidió a Risso que se la cuidara y que aguardara. «Tengo que ir hasta un lugar y vuelvo», le dijo, y partió.

A tres cuadras está la casa de Elsa. R. golpeó la puerta y ella lo dejó pasar. Lo ocurrido dentro, sólo él lo puede aclarar y tal vez, quienes le ayudaron en la empresa criminal.

Veinte minutos después R.  lo vio venir con el torso desnudo, una bolsa plástica negra en la mano y los jeans mojados, «como si los hubiera lavado», relató el adolescente. Rodríguez le ordenó que manejara la moto mientras él, desde el lugar del acompañante, se deshacía del contenido de la bolsa.

Mientras recorrían los 30 kilómetros por caminos de tierra que separan Piamonte de El Trébol, Rodríguez fue arrojando ropa y la cuchilla que habría utilizado para ultimar a San Martino, con la que desgarró el jean en girones que también fue tirando en el camino. También se deshizo de un teléfono celular para evitar involucrar a Tkstschow, a través del registro del último llamado.

La parte alta del pantalón roto fue encontrada el sábado por la policía en un monte cercano al aeroclub de El Trébol. Las pruebas con reactivos determinaron que tenía sangre. También hallaron un guante de lana que se habría usado para no dejar huellas y medias con las que Rodríguez se habría limpiado la sangre de sus zapatillas.

Planeado de antemano

R. aseguró no conocer la historia completa, pero recordó que mucho tiempo atrás su hermana escuchó que T. y R. mantenían una charla y que mencionaban la posibilidad de matar a alguien.

Una hipótesis apunta a que ambos acordaron que ella sedujera a Sergio C., un dócil camionero que en poco tiempo se enamoró, formó pareja con T., alquilaron una casa en Piamonte y hasta planeaban casarse, una vez que ella se divorciara legalmente de R.

Acaso lo que el transportista no sospechaba era que luego de su madre, el siguiente en la lista de asesinados sería él, lo cual a los homicidas les resultaría más fácil llevar a cabo dada su condición de enfermo diabético insulinodependiente.

Otra versión indica que la ideóloga de toda la trama sería T. y que contrató por seis mil pesos a su marido y ex pareja  para matar a su actual suegra.

Durante la tarde de ayer domingo, la policía continuaba rastrillando la zona junto a personal de la Municipalidad de El Trébol y vaqueanos en búsqueda de más elementos.

Pescando pruebas

La policía, municipales y vaqueanos de El Trébol rastreaban ayer la zona en busca de más elementos que habría arrojado el homicida.

Fuente: Luis Emilio Blanco / La Capital  – Edición: El Trébol Digital

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