Espontánea y simpática la princesa argentina es reconocida por su buen gusto para vestirse

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Máxima el glamour sencillo de la futura reina de Holanda – Sencillez, espontaneidad, simpatía. Estas parecen ser las claves que hicieron de Máxima Zorreguieta, la argentina que dentro de tres meses será coronada reina de Holanda. Sencillez, espontaneidad, simpatía. Estas parecen ser las claves que hicieron de Máxima Zorreguieta, la argentina que dentro de tres meses será coronada reina de Holanda, la figura más popular de la monarquía de Orange. Simple pero elegante, glamorosa y a la vez natural. Así la describen las revistas de moda y también los analistas políticos que han hablado de ella desde que el lunes la reina Beatriz anunció su abdicación.

Calificada por los expertos como una de las princesas más elegantes de Europa, Zorreguieta pasó de ser una empresaria de éxito a pertenecer a una de las monarquías más importantes de Europa, con un toque personal que la distingue de otras princesas europeas.

Desde que se casó con el príncipe Guillermo, en febrero de 2002, Máxima de Holanda ha sabido vencer las reticencias derivadas de ser hija de un antiguo ministro del régimen de Jorge Rafael Videla.

La pareja es la más popular de la familia real holandesa, sobre todo, gracias a la simpatía de Máxima.

Su estilo , una simbiosis de sencillez y «glamour», lo demostró desde el mismo día de su boda, ataviada con un vestido de Valentino color marfil, aunque con el devenir de los actos ha ido utilizando colores más llamativos, combinados con impactantes sombreros y tocados.

Su cabeza es la que más ha dado qué hablar. No solo por cómo la viste, sino por cuántas veces en una misma jornada de trabajo ha lucido diferentes modelos.

Aconsejada por su suegra, la reina Beatriz, Máxima –quien debió renunciar a su ciudadanía argentina para poder aspirar al trono– ha depositado su confianza, sobre todo, en la belga Fabianne Devinne, diseñadora de cabecera de la reina Silvia de Suecia, que le confecciona los trajes de diseños más arriesgados. También apostó a diseñadores argentinos, como Benito Fernández.

Su elegancia ha generado comparaciones con los estilos de Jackie Kennedy o Carolina de Mónaco, pero la futura reina holandesa también luce modelos de todas las casas de moda europeas.

De su etapa empresarial, cuando ejercía de gerente en empresas internacionales como HSBC, Dresdner Kleinword Benson o Deutsche Bank –donde trabajaba cuando una amiga le presentó al príncipe– le han quedado reminiscencias: sus trajes clásicos de dos piezas y la chaqueta siete octavos, en colores suaves.

Pero no siempre elige trajes o vestidos glamorosos. En familia, Máxima no duda en vestir pantalones de jean y camisas cómodas, sobre todo blancas, aunque siempre apuesta por un toque «chic» en complementos como zapatos o bolsos. Pero sin duda, los actos que la elevan a la cima de las listas de las mejores vestidas son los de la realeza, como las bodas.

Para algunos eventos, la futura reina de Holanda ha optado por vestidos ajustados monocromáticos con escote «palabra de honor», que deja despejados cuello y hombros, un estilo que favorece a su figura. Apuesta también por peinados recogidos, que hacen que las tiaras y collares de la monarquía holandesa brillen con más fuerza. Y siempre acompaña los modelos con su sonrisa sincera.

Es este último elemento el que ha hecho que se ganara la confianza de los holandeses, además de haber aprendido a la perfección el idioma.

Además, dedica tiempo a proyectos de desarrollo, apoya iniciativas de microcrédito en países en desarrollo y la emancipación de mujeres inmigrantes. Hace pocos meses, dejó por un rato sus vestidos y sombreros, se enfundó en un traje de neoprene y se tiró a nadar junto a otras mil personas por los canales de Amsterdam, en un evento solidario. Al salir, con el cabello mojado y envuelta en una toalla, mantuvo su encanto y su sonrisa.

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