Advierten sobre las malezas resistentes y tolerante a glifosato

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– Varios técnicos y un asesor CREA analizan a fondo esta cuestión clave. Los procesos, antes que los insumos. En las principales regiones sojeras argentinas, una de las preocupaciones que se renueva al comienzo de cada campaña es cómo enfrentar las malezas resistentes y tolerantes a glifosato. En este nuevo ciclo de soja, profesionales agrónomos de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, que conviven a diario con esta problemática, coincidieron en que frente a malezas como rama negra, gomphrena y sorgo de Alepo, la estrategia debe centrarse en un manejo integrado que contemple monitoreo, aplicaciones tempranas, diversificación de principios activos y rotación de cultivos. De esta manera, buscan que los productores comiencen a pensar en una estrategia que anteponga el manejo de procesos al de insumos. Así, se evitan tratamientos tardíos que afectan la productividad y la rentabilidad del cultivo. “En el manejo integral hay que salir del concepto de mínimo costo y pasar a estrategias de bajo costo”, afirmó Lautaro Haidar, del CREA La Calandria, Santa Fe. Desde su óptica, los productores ajustan demasiado los costos, y pierden el foco sobre la situación real de las malezas en el lote. Para ejemplificar este escenario, estimó que en el caso de sorgo de Alepo, un control apropiado tiene un costo de 70 US$/ha y que, por debajo de esa cifra, los productores “compran” problemas. En el mismo encuentro, organizado por Nidera, Marcelo Metzer (INTA Paraná) explicó que los mejores resultados para el tratamiento de rama negra se obtuvieron con barbechos tempranos y herbicidas residuales en una segunda aplicación previa a la siembra, para contrarrestar la degradación que los herbicidas sufren con lluvias. En esta sintonía, el asesor Santiago Barberis señaló que una tendencia que percibe con más frecuencia en el tratamiento de esa maleza es el uso excesivo de sulfonilureas. “En la medida en que abusemos de esta tecnología, entre los próximos tres y cinco años aparcerán los primeros biotipos de malezas resistentes a estos herbicidas”, destacó. Los técnicos coincidieron en la importancia de los tratamientos tempranos, pero también contemplaron aquellos casos en los cuales el productor queda frente a situaciones límite. En el caso de rama negra, una de las estrategias que los técnicos señalaron como posible fue el “doble golpe”, sobre todo cuando la maleza supera los 20 centímetros de altura. Pero enfatizaron en que sería ideal no tener que recurrir a esta metodología, porque existen otras alternativas químicas para tratar a esta maleza por debajo de los 15 centímetros de altura. “Por su parte, si el sorgo de Alepo supera los 35-40 centímetros, hay que utilizar medios mecánicos”, afirmó Haidar. Según publicó Clarín, más allá de la coyuntura, para los próximos años los especialistas coincidieron en que las novedades vendrán con la introducción en los cultivos de resistencia genética a los herbicidas que ya existen, lo cual, sumado al manejo integrado, será una mejora sensible por sobre el control basado en el glifosato.

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