El Papa culminó su visita a México con un mensaje contra la violencia – «Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta», dijo. Ante un México marcado por la violencia y la lucha antidrogas, el Papa Benedicto XVI dijo ayer que «Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva» e indicó que el poder de Cristo no consiste «en el poder de sus ejércitos para someter a los demás por la fuerza». Benedicto XVI llega hoy a Santiago en el tramo más delicado de su viaje de seis días por México y Cuba. Atrás queda ya la masiva misa celebrada ayer en la ciudad de Silao (Guanajuato) y que despejó cualquier duda sobre la acogida que recibiría en el país azteca.
Más de 350.000 personas, unas 600.000 según el Vaticano, asistieron a la eucaristía en lo que fue el punto álgido de su vista de tres días.
Antes de la homilía, el Papa se reunió con el arzobispo de León; Juan Guadalupe Martín, quien denunció ante el Pontífice «los acontecimientos de violencia y muerte» que sacuden a México.
No era un viaje fácil. La sombra de Juan Pablo II es alargada y el recuerdo a su predecesor, que visitó el país hasta en cinco ocasiones, sigue muy presente en los mexicanos. A este país hizo su primer viaje como pontífice y aquí se consagró a las masas como un Papa popular. Benedicto XVI realizó el trayecto más largo que se ha hecho nunca en papamóvil: 36 kilómetros entre el aeropuerto de Guanajuato y la ciudad de León que estuvieron siempre llenos de gente. A lo largo de sus 23 viajes como pontífice, sólo durante el «Encuentro de la Juventud», en Madrid, Benedicto XVI se había dado un baño de masas como este, según una fuente vaticana «Es más serio, no es tan extrovertido, pero transmite mucha energía estar cerca de él. Es una inyección de vitalidad», explicó a este diario una joven religiosa argentina llegada de Phoenix (Arizona) que tuvo la oportunidad de estar muy cerca del altar.
En su línea de ortodoxia, el Papa alemán no se vistió con estola de colores y tampoco se dejó ahumar con el sahumerio y el copal de los indígenas como hizo su predecesor, sino que vistió de riguroso morado. Pero se metió a los mexicanos en el bolsillo cuando paseó con un sombrero de mariachi bordado con el escudo del Vaticano, subido al papamóvil.
A su paso, la multitud repetía entusiasmada el que ha sido su grito más coreado: «Benedicto, hermano, ya eres mexicano», mientras por megáfonos la organización pedía que «No aplaudan ni griten durante la celebración». Benedicto XVI dedicó su eucaristía «a tantas familias que se encuentran divididas o forzadas a la migración, que padecen la pobreza, la corrupción, la violencia doméstica, el narcotráfico, la crisis de valores o la criminalidad».
Pero también a la clase política y empresarial que ocupó las primeras filas. Ahí estuvieron los tres candidatos a la presidencia del país, Enrique Peña Nieto (PRI), favorito en las encuestas, Josefina Vázquez Mota, del oficialista PAN, y el izquierdista Andrés Manuel López Obrador del PRD.
Muy cerca de ellos el empresario Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, junto a sus cuatro hijos .
En la homilía, el Papa llamó a los mexicanos a renovar su «esperanza» en Cristo porque en los momentos de dolor y dificultad por los que atraviesa en la actualidad este país «no bastarán las estrategias humanas». Benedicto XVI sobrevoló en helicóptero el santuario de Cristo Rey en el cerro del Cubilete, la segunda imagen más grande del mundo tras el Cristo de Corcovado de Río de Janeiro.
Fue su despedida del pueblo mexicano y un guiño a las víctimas de la violencia , con las que se encontró el día anterior en un acto privado en Guanajuato.
Después de tanto calor, humano y climatológico (se superaron los 30 grados de temperatura), el Papa comienza el tramo más importante de su visita; los tres días que pasará en la Cuba de los Castro. Este lunes llega a Santiago y mañana lo hará a la Habana donde probablemente se reunirá con Fidel Castro.
En Cuba le espera el oficialismo, en perfecto estado de revista, y la disidencia, soliviantada ante la ola de detenciones de las últimas horas, entre ellas 18 integrantes de las Damas de Blanco, denunciaron organizaciones civiles.
La opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional dice haber confirmado 70 detenciones en los últimos cuatro días, especialmente en la provincia de Santiago de Cuba, donde comienza la visita. Las Damas de Blanco, que abogan por la libertad de los presos políticos y los derechos humanos, confirmaron no obstante que no intentará boicotear los actos del Papa.
