Dio un discurso en el Parlamento y una misa en un estadio. Hubo marchas de repudio.

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El Papa fue recibido en Berlín con protestas y reclamos de apertura – El presidente alemán Christian Wulff, católico, divorciado y vuelto a casar, recibió al Papa junto con su segunda esposa en el Castillo de Bellevue. Antes de llegar ayer a Berlín en una visita oficial de cuatro días a Alemania, su país natal, el Papa dijo en el avión que comprendía «a los que dicen ‘esta no es mi Iglesia’» y la abandonan por culpa de los curas pedófilos. La primera jornada de Benedicto XVI transcurrió entre reclamos de apertura a la Iglesia con valores tradicionalistas que defiende el pontífice alemán, protestas de grupos de gays, laicos, disidentes católicos y parlamentarios de izquierda. Joseph Ratzinger también dio un discurso en el histórico Bundestag (Parlamento) y tuvo un «finale» multitudinario en el estadio olímpico que construyó Hitler en 1936, del que participaron 70 mil fieles católicos, en parte llegados de la vecina Polonia.

., construido en 1785 y destruido durante la Segunda Guerra Mundial como gran parte de Berlín. En su discurso de bienvenida, el jefe de Estado hizo un llamado a la apertura y el cambio.

«En este país la fe no se puede dar más por descontada, Santo Padre», dijo. La iglesia debe de nuevo «buscar y confirmar» su papel «en esta sociedad pluralista», confrontarse «con nuevas demandas», agregó. «¿Cómo puede ser misericordiosa con las fracturas en la vida de las personas, con las fracturas en su interno causadas por los errores de sus ministros? ¿Cómo puede la Iglesia superar la división entre católicos, protestantes y ortodoxos?», preguntó Wulff.

Se refería a los temas de la pedofilia, pero también al de los católicos divorciados y vueltos a casar, que la mayoría de los obispos alemanes quiere solucionar contra la rígida oposición del Papa. Y a la situación de las mujeres y los homosexuales en la Iglesia .

Ante el presidente alemán, Benedicto XVI dijo que «como la religión necesita la libertad, la libertad necesita de la religión». A los pedidos de cambio, el Papa conservador respondió que «el hecho de que haya valores que no pueden ser manipulados por nada ni nadie es una garantía de libertad».

Cuando el Papa –que también dialogó con la canciller Angela Merkel, una protestante– habló en el Bundestag, tras ser recibido con un largo aplauso por la mayoría de los diputados, su presidente, el democristiano Norbert Lammert, lamentó abiertamente que continuara la división entre católicos y protestantes, lo que «irrita a los fieles de ambas confesiones».

Un centenar de parlamentarios de izquierda se había retirado por considerar que la presencia del pontífice violaba la laicidad del Estado.

Benedicto XVI, defensor estricto del «primado de servicio» del Papa de Roma, fue invitado por Lammert no sólo a reconocer el ecumenismo sino a «dar un paso apreciable para superar la división de la Iglesia».

El Papa, que pronunció ayer cuatro de los 18 discursos previstos en su visita , dijo que había ido a Alemania a «hablar de Dios», de la necesidad de su centralidad en una sociedad dominada por el laicismo. En el Bundestag defendió las raíces cristianas de Europa, nacidas «del encuentro entre Jerusalén, Atenas y Roma». «Ignorar esto significa una amputación de nuestra cultura», explicó.

El Papa evocó la resistencia al nazismo y dijo que «sin el Derecho, como dijo San Agustín, la sociedad se convierte en una cuadrilla de bandidos», como ocurrió con Hitler y sus secuaces.

Las protestas se hicieron sentir ayer en Berlín . La sede de la nunciatura, donde el Papa durmió anoche, recibió varios impactos de pintura azul, que también dañaron el frente de la catedral de San Juan. Según las distintas estimaciones de la policía y los organizadores, entre 3.000 y 15.000 personas contrarias a la visita del Papa marcharon entre la plaza de Potsdam y la Unter den Liden, organizada por colectivos de gays, lesbianas y transexuales, además de otros grupos disidentes, bajo el lema «Ningún poder a los dogmas», contrapuesto al de «Si está Dios, hay un futuro», que preside la visita papal.

En su tercera visita a su patria (estuvo en Colonia en 2005 y en su región natal de Baviera en 2066), Benedicto XVI irá hoy en avión a la ciudad de Erfurt, en el corazón de la que fue Alemania comunista. En el ex convento agustino donde se ordenó el monje Martín Lutero y preparó la reforma protestante de 1522, el Papa se encontrará con la Iglesia Evangélica y participará de un oficio común entre católicos y luteranos, un gesto de enorme importancia.

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