Algunos de los 33 obreros que permanecen atrapados desde el 5 de agosto por el derrumbe en una mina no tienen mucho apuro en salir.

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Los mineros, sus esposas, sus amantes y algunos hijos desconocidos – Es que en la superficie se encontraron sus parejas legales con las que no lo son y algo más. A Jhonny Barrios, uno de los 33 mineros atrapados en Chile, lo atribula el inminente rescate que prepara el gobierno, pues en la superficie deberá encarar a esposa y amante, mujeres que ya fueron separadas a la fuerza por la policía.

Sus amigos y los rescatistas, medio en broma, dicen que él desea ser el último en salir del yacimiento San José, argumentando que es el encargado de sanidad del grupo, que debe cuidar a sus compañeros, para protegerse de sus propias andanzas.

«El me quiere a mí», ya gritó a los medios y las fuerzas del orden su amante, Susana Valenzuela. «Esa mujer no tiene legitimidad», bramó la esposa, pensando en el agravio y las indemnizaciones en litigio después del derrumbe del 5 de agosto.

La historia de Barrios, de 50 años, es sólo una de las crónicas labradas en los abismos de la tierra por un grupo humano en el que emergieron maratonistas, poetas, futbolistas y animadores.

Barrios incluso no es el único infiel sorprendido. Otros cuatro mineros ya supieron de los encuentros en la bocamina entre esposas, amantes e hijos desconocidos.

Pero no todo es tragedia. Edison Peña, un amante del deporte, cada día corre en las oscuridades del yacimiento diez kilómetros y hace 500 abdominales, para mantener su moral en alto.

«No esperaré acostado a que me salven. A veces, mientras otros duermen yo salgo por segunda vez a correr en el día. Quizás de ansiedad por salir», escribió en una carta a su familia.

Otros descargan las tensiones escribiendo en papeles arrugados y cuadernos enviados desde la superficie, como Víctor Segovia. «Quiere hacer un libro con todo lo sucedido», relató su hermana, Silvia.

También están los que en los abismos encontraron la poesía, como Víctor Zamora, quien escribe poemas y cartas de amor a su esposa embarazada, Jessica Segovia. «Es como un noviazgo», festejó ella.

Más extrovertido, el electricista Mario Sepúlveda fungió estas semanas como animador de los videos que los mineros graban para la superficie, sin saber quizás que los canales de televisión ya planean invitarlo a sus sets para entrevistas.

Pero la mayoría sólo espera el reencuentro con sus familia, un vaso de vino y las caricias de sus mujeres, como bromearon en sus contactos incluso con el presidente Sebastián Piñera.

Y para otros, como el ex integrante de la selección de fútbol Franklin Lobos, el rescate será la oportunidad de reencontrar a antiguos compañeros de equipo como Iván Zamnorano, que le prometió visita, o vestir la camiseta autografiada que le envió el goleador español David Villa, hijo y nieto de mineros.

A la postre, un sinfín de vericuetos para hombres que estuvieron al borde de la muerte y que en horas saldrán a la superficie, si nada falla, a vivir las miserias y alegrías de todos bajo la mirada de sus familias y los medios.

Fuente: DPA

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