Es porque el gobierno local ha reforzado los controles contra los inmigrantes ilegales.

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La vida “sin papeles” en Florida, una odisea para los argentinos – Se trata de una tendencia que crece en EE.UU. al calor de la presión republicana. Ahora hay más vigilancia sobre lugares de trabajo, negocios y autopistas. Empresario argentino al volante. «Navega» en un BMW, con la residencia norteamericana en el bolsillo, pero excede el límite de velocidad. Lo para la policía. El infractor admite su falla y pide que le hagan la multa. Pero la historia no termina ahí. «¿De qué país es usted?», desafía el policía. «Soy ciudadano estadounidense», le replica el conductor. » Pero usted tiene acento» , retruca el oficial. «¿Y eso qué tiene que ver? Probablemente su madre también sea inmigrante», presiona el empresario y amenaza con demandarlo. El trooper, agente de carreteras, finalmente cede. Su madre es jamaiquina. La anécdota contada a esta enviada refleja el endurecimiento en las últimas semanas de los controles migratorios en Florida, donde miles de argentinos, entre cautelosos y temerosos, viven en situación irregular.

Los argentinos en Miami se agrupan por lo general en la Little Buenos Aires, en la Avenida Collins que bordea el mar, entre las calles 71 y 76. Allí las propiedades suelen ser más baratas y la playa es la vecina más linda del barrio. En esas cuadras, la bandera argentina, el choripan, las empanadas, las facturas y la yerba son moneda corriente y comparten vidriera con McDonalds y otros negocios de peruanos y mexicanos.

El Buenos Aires bakery & café es un desfile de argentinos que entran a comprar facturas. Y salvo la alcancía que reza «tips» (propina) sobre el mostrador, el local todo es un clon de una panadería porteña. Pero ante una pregunta de la periodista, aparecen las caras de desconfianza . Los argentinos «sin papeles» hablan, pero se aseguran de que sus nombres sean resguardados. Otros rechazan hacerlo y se excusan con que están «muy ocupados». Y por lo general las entrevistas son telefónicas. Mejor así.

«Si te detienen y no tenés los papeles, te deportan» , se alarma Leo de Claypole, quien hace diez años que vive en Miami y está sin papeles. Dedicado a la construcción, Leo admite que un problema serio surge cuando migraciones arma una redada en un trabajo. «Cayó en una obra y se llevó a cuatro».

Lo que ocurre a los argentinos es reflejo de un cambio notable en la política inmigratoria de este país.

La presión desde sectores conservadores en EE.UU. para que el gobierno de Barack Obama tome cartas en el asunto de la inmigración ilegal han impulsado a Washington a reforzar los controles sobre los extranjeros. Ejemplos de ese cambio de tendencia son la reciente ley de Arizona, que autoriza a la policía a detener a cualquier sospechoso de ser un «sin papeles», o las propuestas recientes de endurecer la legislación también en Florida.

Esta iniciativa se constata en las calles de Miami, donde los argentinos en esta ciudad están percibiendo controles de las autoridades federales donde antes no se veían , lo que los obliga a tomar mayores precauciones a la hora de elegir el lugar a donde van.

Se estima que los argentinos «sin papeles» de Florida son unos 40.000, según fuentes del consulado. Muchos se fueron por la crisis económica del año pasado. Y los que quedan pertenecen a la camada de compatriotas que echaron anclas en estas tierras, escapando de la debacle del 2001.

Es gente trabajadora, empleados en la construcción, de hoteles y restaurantes. Saben que la cautela es la clave para permanecer. Y hay un problema adicional: no tener registro de conducir, en un país donde ese documento sirve como carta de identificación. «Es complicado manejar. Te llevan preso. Y corres el riesgo de deportación», afirma Leo.

Juan, tiene 50 años, es tapicero, y reconoce que cuando su licencia de conducir venció, «tuvo miedo». «Lo más jodido es estar sin licencia. A todas partes hay que ir en auto», subraya. «La policía está parando mucho más en el último mes», cuenta a Clarín.

Juan logró renovar su licencia. Ahora está más tranquilo. «Pero tenés que evitar a la policía», explica. A Ignacio, un fotógrafo argentino con sus papeles en regla, le llamó la atención días atrás ver a una camioneta de la «Border Patroll» en una esquina de Miami, donde hay un local de venta de máquinas de jardinería, en una ciudad donde todos los jardineros son inmigrantes.

Emilio Yahni, editor del diario America Hoy , también admite haber visto camionetas de la Border Patroll en lugares donde antes no aparecían.

Daniela es licenciada en Comunicación y de Paraná, pero ama Miami. Es la única a la que no le preocupa su condición migratoria irregular. «Podemos ir a cualquier lado y nadie te mira de reojo», dice. No le preocupa el clima electoral que se respira por estos días con las primarias en plena ebullición en este estado sureño y candidatos republicanos que prometen mano dura contra los ilegales para cosechar votos. Un discurso que ha dado carta blanca a la policía para indagar sobre el estatus migratorio de cualquiera. Cuando se le pregunta a Daniela sobre la propuesta del ministro de Justicia, Bill McCollum, el precandidato republicano a gobernador, que quiere una ley antiinmigración aún más dura que la de Arizona, responde: «No tiene apoyo. Todos tienen un amigo o un familiar inmigrante. Hasta el mismo Obama».

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