Fue 3-2 con tantos de Müller, Jansen y Khedira para los europeos, y de Cavani y Forlán para la Celeste.

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Uruguay luchó hasta el final, pero ganó Alemania – En la última jugada, el delantero del Atlético de Madrid puso un tiro libre en el travesaño y estuvo a punto de igualar un partido abierto y emocionante. Uruguay ganó su Mundial. Fue cuarto, pero fue campeón. Es cierto que perdió en semis ante Holanda, es cierto que perdió ante Alemania en Puerto Elizabeth. Pero Uruguay dejó al fútbol sudamericano en lo más alto. Porque dio todo, porque jugó como ninguno. Porque entregó en la cancha hasta lo que no tenía. Luchó, presionó y jugó ante Alemania. De igual a igual. La lluvia, la cancha mojada y las piernas cansadas le jugaron en contra y terminó sufriendo un inmerecido 3-2 en contra. Uruguay fue cuarto, pero fue campeón.

En Puerto Elizabeth, el Maestro Tabárez plantó a su equipo como en los seis anteriores. Ofensivo, con Diego Forlán más Luis Suárez y Edinson Cavani arriba. Alemania, desmotivado por la «final consuelo», dejó en el banco a Miroslav Klose, que desechó la chance de convertirse en el máximo goleador de la historia de los Mundiales, también a Philipp Lham, su capitán, a su arquero titular Manuel Neuer y a su estrella, Lukas Podolski.

El partido, descontracturado por lo que se jugaba, fue de ida y vuelta. Fue más de Uruguay que de Alemania, pero al final la jerarquía de los europeos terminó inclinando la balanza. Porque se puso en ventaja temprano, a los 19, casi sin haber creado situaciones de gol. Schweinsteiger disparó desde afuera del área, Muslera dio rebote y Müller tocó al gol, su quinto en el torneo.

Siguió corriendo Uruguay. Metiendo, luchando, presionando y también jugando. Los tres de punta, más Maxi Pereira por derecha, Diego Pérez en el centro y Egidio Arévalo a la izquierda. Sofocando al rival en la salida, sin bajar nunca los brazos. Y obtuvo su premio, merecido, bien ganado. Ganó Pérez en el medio a Schweinsteiger y tocó para Suárez. Quedaron tres contra dos. Forlán tiró la diagonal a la derecha y se llevó las marcas para que Cavani apareciera libre por izquierda y definiera con un toque cruzado para poner el 1-1. Lo festejaron con todo los uruguayos, valía el esfuerzo, valía ser terceros, aunque ya habían obtenido su premio de jugar los siete partidos en el Mundial.

Tuvo su momento Uruguay en el complemento. Dominó en la primera mitad, jugando mejor y aprovechando la falta de motivación del rival. Porque Oezil, el hábil enganche zurdo casi no apareció. Cacau casi no generó peligro arriba. Y se notó la poca ambición de los defensores por pasar al ataque. Los únicos que se «calentaron» fueron Schweinsteiger, Müller y Marcell Jansen, el volante por izquierda. Demasiado poco para el hambre de los uruguayos.

Fue Arévalo el que luchó y ganó por derecha. Y después tocó con Suárez que le devolvió la pared de primera. Llegó el centro y la volea de Forlán fue un sueño a la red. El 2-1 se instalaba a los cinco del segundo tiempo. Faltaba mucho camino por recorrer, y Uruguay ya había hecho el gasto.

Enseguida, a los 10, otro error de Muslera le permitió llegar al empate a Alemania, que casi ni se lo propuso. Boateng tiró un centro al área y Jansen aprovechó la pifia del arquero para meter la cabeza y el 2-2.

Se cayeron Uruguay y el partido. La lluvia que cayó sobre el césped en Puerto Elizabeth hacía todo más difíciles para los de celeste, que habían jugado un alargue durísimo en cuartos ante Ghana y otro partido agotador en semis con Holanda. Entonces Alemania, a los empujones, arrinconó al rival. Apostó a la contra por momentos, y por otros, a la pelota parada. Nunca generó real peligro, pero controló la pelota y el terreno. Cuando parecía que llegaba otra prórroga, un córner desde la derecha encontró la cabeza del duro Khedira y se selló el 3-2. Aunque en la última, Forlán rompió el travesaño con un tiro libre que no quiso ser. No fue tercero Uruguay, fue cuarto; pero también fue campeón.

Fuente: Clarín.com

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