“No sé que es peor, si los 20 años adentro o tener que convivir en su interior con lo que hicieron”.

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Recordando a Alberto Burdisso – Mabel Burga recordó a su amigo. Dice que no guarda rencor y espera el «arrepentimiento de los que hicieron lo que hicieron». Mabel Burga fue una de las pocas amigas que tuvo Alberto Burdisso. Tras conocer la sentencia a Córdoba, Huck y Brochero días atrás, dialogó con El Trébol Digital y reveló sus sentimientos. «Se hizo justicia humana. Me parece que está bien 20 años o 7 pero yo ya no soy la misma persona y no me interesa la pena. Siento dolor por el «Burdi» pero también por las personas involucradas por lo que hicieron», dijo Mabel.

Sobre los condenados por el asesinato de Burdisso, Burga señaló: «Me gustaría que se arrepientan de lo que hicieron, del crimen y la premeditación. No sé que es peor, si los 20 años adentro o tener que convivir en su interior con lo que hicieron».

Recordando al «Burdi»

A la hora de recordar a su amigo asesinado, Mabel dijo: «Para mí era el «Burdi», no Alberto. Era compañero, elocuente, compraba muchos libros, le gustaba la pedagogía y la psicología. Gastaba mucha plata en libros y le encantaba leer. El era un niño en el cuerpo de un grande».

Alberto intentó ser maestro, y años atrás había estudiado en el magisterio, pero sin el éxito que el buscaba. «No pudo ser maestro pero podría haberlo sido y muy bueno. Un día en el Magisterio le dijeron que no le iban a dar el título. Ese día nos levantamos todos pero fue imposible revertir la situación», dijo Burga al respecto.

«Nunca pensó lo que le iban a hacer»

Mabel resume a Alberto en un puñado de palabras que quizás lo definen a la perfección: «Era crédulo e ingenuo y él seguro creía que la persona que estaba con el lo amaban y que no estaba con él por interés. Nunca pensó que le iba a hacer lo que le hicieron. El se tragaba cualquier verso si lo que le decías se lo decías con amor».

La última vez

Mabel encontró a Burdisso por la calle, sucio y demacrado. Esa fue la última vez que lo vio y le llamó la atención. «La última vez que lo ví me dijo que tenía un problema grave por resolver y que lo tenía que hacer solo. Era terco, si no quería decirte algo, no te lo decía. Sé que los amigos le habían dicho que se aleje del lugar pero él no hacía caso».

Mabel también confesó que «cuando escuché lo de la sentencia, no sentí ni satisfacción ni lástima. No sentí nada de nada, ojalá que este tiempo sirva para tomar conciencia. Lo que un día espero es que ellos eleven la conciencia y se arrepientan. Siempre se puede volver. Si me los cruzara por la calle no sentiría nada de nada. No tengo más sentimientos negativos hacia la gente, no importa lo que hayan hecho».

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