Un tercio de las compañías ya se sumaron a la iniciativa de dar premios a los trabajadores que se sumen a programas para bajar de peso.

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Empresas de EE.UU. ofrecen dinero a sus empleados para que adelgacen – Dos de cada tres estadounidenses está excedido. Hacer dieta es un sacrificio que a muchas personas con sobrepeso les cuesta asumir, pese a que la salud esté de por medio. En Estados Unidos, donde dos de cada tres habitantes está excedidos, las empresas encontraron una forma de incentivar a sus empleados para que mejoren su calidad de vida: les pagan por adelgazar.

Un tercio de las compañías ya se sumaron – o se sumarán en breve- a la campaña para ofrecer incentivos a los trabajadores que bajen sus kilitos de más. Así, mientras adelgazan sus figuras, los empleados abultan un poco sus bolsillos. Los premios van, en promedio, entre los 100 y los 500 dólares anuales.

Una de las empresas que adhiere a la iniciativa es OhioHealth, una cadena de hospitales que tiene a gran parte de su plantel con exceso de peso. El año pasado lanzó un programa para que sus empleados usen podómetros (unos pequeños aparatos para medir la cantidad de pasos). Cuanto más caminan, más jugoso es el premio que reciben.

La mitad de los 9.000 empleados de los cinco hospitales más importantes de esa cadena se sumaron al programa y experimentaron descensos de peso considerables. Los kilos que se esfumaron equivalen a unos 377.000 de dólares pagados en recompensas. IBM, en tanto, retribuye a los empleados que optan por seguir durante tres meses un plan de salud por Internet que les permite bajar de peso o mejorar sus condiciones físicas.

Claro que no todas las empresas persiguen un fin altruista, sino que la gran mayoría corre detrás de su propio interés. Es que el problema de la obesidad en Estados Unidos, donde dos tercios de la población está excedida de peso y uno padece obesidad, impacta –y mucho- en la economía de las compañías, que llegan a perder por año unos 45.000 millones de dólares por costos médicos o ausentismos.

«Ha habido una explosión de interés por este tema», comentó entusiasmado Kevin Volpp, director del Centro para los Incentivos de la Salud de la Universidad de Pensylvania.

Sin embargo, no todas las voces son tan optimistas. Para Kelly Brownell, director del Cenbtro Rudd de la Universidad de Yale para la Política de la Alimentación y la Obesidad considera que estos programas no ofrecen una salida definitiva al problema. «Seguramente es una pérdida de tiempo», opinó.

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