La solidaridad de El Trébol llegó a Tartagal

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Mas por menos – Un camión municipal cargado con agua, pañales, ropa, repelentes y colchones donados por la gente fue repartido en barrios de la ciudad arrasada por el alud del mes de  febrero. La solidaridad de El Trébol llegó a Tartagal. Un camión municipal cargado con agua, pañales, ropa, repelentes y colchones donados por la gente fue repartido en barrios de la ciudad arrasada por el alud del mes de febrero que arrojó dos muertos, doce desaparecidos y 1.500 evacuados.
El viaje comenzó en el mediodía del domingo 22 de marzo y el móvil llegó a la ciudad de vuelta el martes por la noche.

Los relatos de «Richi»
«Llegamos y el Intendente nos aconsejó que repartamos nosotros y no mediante el ejército». Comenta de entrada sorprendiendo Ricardo Bovina, quién viajó con los empleados municipales Carlos y Hugo Díaz durante 19 horas para completar los 1.400 kilómetros que dividen Tartagal de El Trébol.
«Richi» se adentra en el relato y cuenta: «La gente nos corría esperando los insumos. Ell ejército no nos ayudó nunca ni a bajar las cosas. Se las tuvimos que dar nosotros. Nos aconsejaron que no bajemos las provisiones en el lugar donde estaba el ejército porque no llegan a la gente».
El panorama en el norte argentino es desolador, y Ricardo lo manifiesta: «La pobreza que ví fue increíble. Los barrios con gente humilde nos pedía por más. No hay techos, no hay chapas, no hay madera. Viven debajo de lonas. Tartagal tiene 70.000 personas y el 70% es de extrema pobreza».
A medida que iban recorriendo barrios con los muchachos de la Municipalidad de El Trébol, la situación, lejos de mejorar, se agravaba. «La gente aparecía del monte a pedirnos cosas. Allá viven del desmonte, la producción casera de carbón y la leña. Llevamos de todo. La gente se peleaba por ropa, por agua, por leche, por repelentes… por todo. Nos íbamos metiendo en algunos barrios por intuición y ya le gente nos corría para pedirnos algo. Parece que nunca alcanza».

El alud
Sobre el alud que tuvo lugar en el mes de febrero que dejó dos muertos, 12 desaparecidos y 1500 evacuados, «Richi» relata: «Hubo sólo seis casas afectadas por el alud, pero esto fue la gota que rebalsó el vaso. Por el alud quedó de manifiesto la pobreza que hay. La gente que perdió su vivienda la estará recuperando con la municipalidad de Tartagal. Se teme por otro alud. Algunos le echan la culpa a los desmontes».

El dengue
Es una grave enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti. Se presenta en dos formas: fiebre de dengue y fiebre hemorrágica de dengue. La fiebre de dengue es una grave enfermedad de tipo gripal que afecta a los niños mayores y a los adultos, pero rara vez causa la muerte.
La fiebre hemorrágica de dengue (FHD) es otra forma más grave, en la que pueden sobrevenir hemorragias y a veces un estado de choque, que lleva a la muerte. En los niños es sumamente grave.
Las personas que teman haber contraído FHD o dengue deberán acudir inmediatamente al médico. La fiebre hemorrágica de dengue es una enfermedad mortífera para las personas y el diagnóstico temprano, seguido del oportuno tratamiento puede prevenir la muerte. Si no se aplica inmediatamente el tratamiento adecuado, el enfermo puede caer en estado de choque y morir.
Los síntomas de la fiebre de dengue varían según la edad y el estado general de salud del paciente. Los lactantes y los niños pequeños pueden presentar un cuadro de fiebre y erupción «sarampionoide», difícil de distinguir de la gripe, el sarampión, el paludismo, la hepatitis infecciosa y otras enfermedades febriles. Los niños mayores y los adultos pueden tener síntomas análogos o un cuadro sintomático variable entre leve y gravísimo.
El dengue es otro de los flagelos de los lugareños. «Se miente con el dengue y hay miles de casos de enfermedades con este mosquito. Más de lo que algunos pretenden mostra». Señala Bovina a El Trébol Digital.

El trabajo
Las fuentes de trabajo escasean en el lugar y las necesidades en cada vivienda son tan básicas que cualquier ciudad de esta región del centro del país parecen estar inmersas en un paraíso. «No me explico de qué vive la gente. Hacen artesanías y no tienen medios. Se trabaja con el carbón de manera muy casera en pequeños hornos particulares».

Por último Ricardo señala: «Fue bueno viajar. Fue bueno mirar lo que es Tartagal y ver que pasa con lo recaudado. Hay que llegar y bajar las cosas y asegurarse que la ayuda llega a la gente. Acá en esta ciudad tenemos buena gente como camioneros. Pero hay gente de otros lados que se quedan con cosas. Recorrimos los 1.400 kilómetros en 19 horas. Repartimos y nos volvimos. Dormimos en Tucumán a la vuelta y yo me quedé arriba del camión. Es decir, es una locura viajar hasta allá y ver lo que pasa. Está lejos y los medios son escasos para poder tener un viaje digno».

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