Sigue la búsqueda de Bruno Gentiletti

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– Diversos sitios, páginas y blogs de Internet, al igual que algunas cadenas de e – mails, transcriben cartas de la madre y los hermanos de Bruno Gentiletti, el niño de Las Rosas que en el año 1997 desapareció del balneario de La Florida, en Rosario. Con el objetivo de que el caso no quede en el olvido y de que alguna vez Bruno pueda reencontrarse nuevamente con su familia, desde «El Trébol Digital» reflotamos una vez más el tema. Carta de su madre:
Cuanto tiempo ya ha pasado desde ese día que siempre se recuerda una y otra vez, ese último día que estuviste con nosotros y que nadie quisiera recordar, pero a la vez en las mentes de todos nosotros, repasamos y repasamos cada momento, para ver, para lograr comprender que pasó.
Para la gente, (que tanto nos ha ayudado) son 11 años y un poco más y todavía cuando alguien se acuerda de vos me preguntan: «Lo de tu hijo, ¿se sigue investigando?», y tengo que contestarles que nosotros, la familia, sí, tratamos de seguir investigando, pero para la justicia tu causa, como la de tantos otros chicos y chicas desaparecidos, duermen archivadas, salvo si les acercamos algo para que reanuden su trabajo.
Para mí el tiempo no puede contarse en años o en meses, yo no puedo medirlo así, para mí el tiempo pasa mucho más rápido.
Cada día, teniendo la esperanza de algo, nombrándote por cualquier tema que se hable con tus hermanos, tocando tu ropa cada vez que abro el placard para buscar algo, mirando esos dibujos tan lindos que nos dejaste, guardando siempre esas piedritas, tornillos, pedacitos de cualquier cosa, y demás porquerías, como te decía yo cada vez que juntabas algo.
¿Sabés?, desde hace tiempo, cuando voy por la calle y alguna de esas cosas me llaman la atención, me agacho, las levanto y las guardo, seguro que algún día juntos vamos a armar algo de esas cosas tan increíbles que vos fabricabas.
Ahora acá, todo es muy distinto y eso me hace mucho mal, porque yo quisiera que vuelvas y no sintieras así de golpe el tiempo que pasó. Pero ahora todo es diferente, nosotros cambiamos mucho. El dolor de no tenerte nos cambió, nos enfrentó, nos separó. El dolor de tener que llevar la vida como mejor podemos, como se nos presenta día a día.
Pero hay algo muy fuerte que me une a vos a través de tu mirada, cada día, en casa o en cualquier lugar por donde voy y me encuentro con tu foto pegada por tantos lugares. A través de tus ojos llego a vos, mirándote fijamente mi pensamiento penetra en tu corazón y tengo la esperanza que estés donde estés, estoy segura que llego a vos.
Te amamos Brunito, con todos nuestros errores del pasado y todos los del presente. No supimos darle la familia unida que ustedes necesitaban, pero te queremos con nosotros y sé también que antes de mamá y papá, sos hijo de Dios y si nosotros hoy no podemos protegerte, él lo está haciendo. Esa es mi fortaleza y mi gran esperanza hoy, creer que Dios no va a dejar que nadie te haga daño. Es lo último que pasa por mi mente y mi corazón cuando logro dormirme y lo primero cuando me despierto.
A veces decaigo y pienso que algún día podría pasar que tenga que sentarme ante tus hermanos y decirles que fuimos derrotados, que no supimos «cómo hacer para encontrarte». Pero no podría mirarlos y decirles que hoy ellos viven así porque yo no me animé a luchar…
Por eso me levanto y sigo como puedo. Quiero seguir luchando por tu encuentro, por la verdad, y por la justicia para vos y muchos otros que no se sabe dónde están.

Carta de sus hermanos:
Somos María Belén (22), Martín (20), Franco (18) y Gisela (17). La última vez que lo vimos fue en marzo de 1997 en el Balneario La Florida de la ciudad de Rosario. Tenía 8 años y medio en ese entonces, ya pasaron 11 años de su desaparición. Ahora es un adolescente de 19 años, debe haber cambiado mucho, no sólo físicamente sino en todos los aspectos que puede cambiar una persona en el transcurso del tiempo y con la historia que le tocó vivir. Nosotros también cambiamos; somos más grandes, pensamos y sentimos de otra manera. Queremos ayudar y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que todo termine y nos reencontremos con Bruno. Por eso escribimos esto y usamos este espacio para agradecer a todos los que dejan mensajes de apoyo y solidaridad para con nosotros; también y más que nada para pedir a las personas que puedan aportar datos sobre el paradero de Bruno que se comuniquen con nosotros.
Estamos seguros que alguien tiene algo para decir, algo para aportar. Quizás en este momento ese alguien esté leyendo esto. A esa persona le decimos: «Este es el momento de ayudar, de imaginar el dolor, vacío e impotencia que sentimos. De ponerse a pensar: ¿Y si esto pasara en mi familia? ¿Si ocurriera con mi hijo, hermano o sobrino?» Sólo eso pedimos, el ponerse en el lugar de cada uno de nosotros, de nuestros padres y de Bruno.
Por último, si por obra de la casualidad, del destino o de Dios; vos, Bruno, estás leyendo esto y viendo la foto, somos nosotros, un poco más cambiados, pero los mismos que te jodían y molestaban cuando eras chico. Los primeros tiempos cuando llegaba Navidad o tu cumpleaños comprábamos y guardábamos regalos para vos, después dejamos de hacerlo, nos hacía mal porque no llegaba el momento de reencontrarnos y dártelos.
Somos los mismos que lloramos en silencio por no tenerte y pensamos en vos en todo momento, esperando que algún día estemos otra vez frente a frente, te digamos bienvenido y nos unamos en un gran abrazo.

Fueron reconstruidos los últimos movimientos del niño:
Tres meses después de la desaparición de Bruno (04/06/97) se realizó la reconstrucción de sus últimos movimientos en el Balneario La Florida de la ciudad de Rosario. Fue para descartar que se hubiera ahogado en el Río Paraná.
El nene desapareció el domingo 2 de marzo de 1997, a las 11.30 hs. Desde ese entonces, sus familiares lo buscan con desesperación en distintos lugares del país porque creen que alguien se lo llevó. Las autoridades policiales, de Prefectura y judiciales tenían otra hipótesis: Piensan que desapareció en las aguas del Paraná.
Para corroborar que Bruno no se ahogó, sus padres y sus cuatro hermanos le contaron al Juez Bistoletti cuáles fueron sus últimos pasos en el balneario rosarino. La familia, oriunda de Las Rosas, había arribado a las playas a las 11 hs. Minutos después, Bruno ingresó al agua, salió y caminó junto a sus hermanos más chicos, Gisela (6) y Franco (7) hasta una zona localizada a unos 100 metros de la orilla, sobre la arena. Gisela y Franco recorrieron el mismo trayecto junto al Juez y le contaron: «Nosotros fuimos a la cama elástica y Bruno al tobogán. De pronto, vino Bruno y nos contó que un hombre y una mujer le dijeron que el tobogán estaba cerrado. Bruno, de acuerdo con el relato de sus hermanos, regresó a ese lugar. Ellos se quedaron en la cama elástica y luego
fueron hacia la sombrilla donde estaba su madre Marisa. Casi paralelamente, el padre y sus dos hermanos más grandes Belén (11) y Martín (10) salían del agua y al ir hacia la sombrilla descubrieron que faltaba Bruno. «Lo empezamos a buscar y nunca más lo encontramos», comentaron. Al realizar la denuncia policial comenzó un rastrillaje por el río Paraná sin resultados positivos. Vecinos de Las Rosas, pescadores y buzos realizaron búsquedas a la par de Prefectura. Los entendidos descartaron que se hubiera ahogado en ese lugar, pues el cuerpo hubiera quedado allí.
A partir del rastreo encarado por sus familiares, desde ciudades como Santa Fe, Buenos Aires y San José de la Esquina les llegaron informaciones sobre la posible localización de Bruno, pero no estaba allí. También se hicieron averiguaciones en Paraguay y Brasil a través de Interpool, pero sin resultados.

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