Madrugada del domingo. Camino rural. Bares cerrados después de las 4 de la madrugada y una foto de un celular. La suben a las redes. Llega a un vecino, que indignado recurre a la Comisaría de Piamonte. Miran la foto. Hay varios jóvenes, todos de esa localidad. Atrás se ven luces y una multitud. Es una fiesta, Seguro. Una más.
Pero ¿Por qué? Si ahora los bares pueden abrir hasta las 4 de la mañana. Porque los pibes quieren más. No tienen basta. Y desde casa parece que no controlan.
La Comisaría investiga y cae que la «festichola» es en el distrito El Trébol. Le mandan la data a esta dependencia y con la venia del juez, se actúa de oficio.
Emanuel Ñañez Sub Comisario a cargo de la Comisaría IV de El Trébol, le dijo a El Trébol Digital: «Los imputados son mayores de edad, son 13 en total. El hecho fue desde la madrugada a la mañana del domingo y en realidad quien toma conocimiento es la Comisaría de Piamonte, que recibe una publicación de las redes sociales en la que había una foto con varios chicos de la localidad participando de la fiesta. En base ala publicación, se inició una causa de oficio y al enterarse que era en jurisdicción de El Trébol nos remiten la causa acá».
La fiesta clandestina fue al este de El Trébol, en un sector de un camino rural que comúnmente se lo llama «el martillo».
«Investigando, la mayoría de los jóvenes y vehículos salieron de un pub en El Trébol y fueron al lugar. Los móviles de la policía a esa hora cubrían en «Ecológico» y la rotonda de Ruta 40 S porque es ahí donde suelen ir», explicó Ñañez y agregó: «Se fueron para otro lado y se sumaron los chicos de Piamonte. Se hizo una causa de oficio ordenado por el Fiscal. Imputados por el momento, hay 13 jóvenes y todos de Piamonte. Están siendo citados desde hoy. Por el momento no hay imputados de El Trébol pero pueden surgir. Se trabajó por la foto, en la que aparecen los chicos de Piamonte».
Se trata de un delito connotado en el Artículo 205 y concordantes del Código penal.
Los chicos sólo quieren divertirse, pero las 4 de la mañana no les basta. En pandemia, los grandes sufren más y tienen miedo. Pero a los chicos eso no parece detenerlos. Falta conciencia, pero sobre todo, faltan límites. Y no parecen ponerlos desde muchas casas.
