Llega el día de ser humanos – Por Francisco Díaz de Azevedo

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Por Francisco Díaz de Azevedo

Empezando el día Nº 126 de cuarentena en el país, las realidades cambian de momento a momento y a veces, de hora a hora.

Estamos en el momento clave. Comparándolo con el hundimiento del Titanic, desde que chocó el iceberg pasó un tiempo hasta que empezó a tragárselo el océano.

Esto es igual en cuanto a la espera, pero no nos tragará el océano ni mucho menos.

Sólo que el momento llegó.

En Titanic, entre el topetazo al pedazo de hielo del buque en el Atlántico norte y el hundimiento, hubo una serie de situaciones, medidas y corridas.

Cada uno a su manera, en el caos reinante, buscaba salvarse, no caer al agua, no perecer.

Esto es menos dramático, mucho menos, pero sirve la comparación para mirar para atrás y ver las etapas hasta que llega el momento que sabíamos que iba a llegar.

Cuando fuimos al cine, sabíamos el final de la película. El Titanic se iba a hundir. Acá, desde el Día 1, los facultativos dijeron “Acá va a llegar en algún momento”, nunca hubo duda sobre eso,

Si bien aún no llegó, debemos prepararnos para que en estos días o en estas horas tengamos el primer caso en la región o en la ciudad.

Y cuando digo que debemos prepararnos, apelo al factor humano de cada uno de nosotros.

Habrá un infectado pronto. No soy “Nostradamus”, simplemente lo sé y lo saben, lo sabemos.

Ahora, se pusieron a pensar cómo van a recibir la noticia y cómo van a aceptar a la primera “víctima”?

Leyendo un poco los medios de comunicación, al lejano infectado de Las Rosas lo destrozaron. El buen hombre llegó a decir en una nota hecha por FM Renacer que mucha gente lo trató muy mal.

Viendo como padecieron los médicos la crítica social al ser infectados, no dejo de preocuparme.

Días atrás, una joven de Piamonte se hisopó por voluntad propia, Fue un acto de conciencia pura. En las redes le llovieron insultos. El de Los Cardos fue igual. Motus propio… le dijeron de todo.

No era que esta pandemia iba a sacar lo mejor de nosotros?

Señores, cuando el agua llega, parece que la mierda flota y huele mal.

Cada infectado por el coronavirus, un enemigo invisible, es una víctima y no un delincuente. Si no entendemos eso, esto será una guerra civil de lenguas de serpientes.

Un infectado de coronavirus, debe padecer la enfermedad, como para, encima, tener que ser “condenado” por los santos de la sociedad.

Cualquiera puede contagiarse. Un comisionista trabajando, un médico atendiendo, un ama de casa en el supermercado, un albañil en una obra, un niño en la calle. Cualquiera puede tocar con una mano un lugar infectado e involuntariamente llevarse la mano a la cara porque le pica la nariz.

El ejemplo es tonto, pero sirve para saber de la manera en que estamos expuestos.

Es cierto, hay quienes tienen más y menos cuidados. Pero quién no desestimó en algún momento una medida y rompió la cuarentena. Que tire la primera piedra el que esté libre de pecado señores!

Vamos a tener un infectado, hoy, mañana o pasado. En algún momento. Seamos humanos. Seamos cristianos. Puede ser un vecino, pero también, te guste o no, puede ser tu hijo, tu novio, tu madre o tu hermano.

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