Así recordamos a Tamy – Del editor

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Me duele el corazón. Sí, justo el corazón. Ese aparato bobo que a veces parece grande, invencible y valiente y a veces se rompe y te deja sin aliento y le quita el sentido a la vida.

Me duele el corazón. Se me fue una amiga. Y me la alejó el corazón. Ese maldito órgano que tiene el poder de darte la vida y de dejar de latir sin avisarte ni darte explicaciones.

Se me fue la Tamy. Tamara. La de todos. Porque Tamara era de todos. La sonrisa siempre, la frase ingeniosa, la voz ronca, la mirada firma, la ubicuidad adecuada, el perfil bajo y la amistad constante.

Se fue Tamara Tagliatti. Porque su corazón, lo más bello que tenía, dijo basta. Y ese basta nos pega en lo más profundo de nuestro ser.

En tiempos de crisis, de tristeza y de desazón, parece que no podemos estar peor. Y para ser egoísta, yo no quería nunca escuchar o leer una noticia así porque hoy necesito y necesitamos un vientito fresco que nos pegue en la cara mientras el sol del otoño trata de hacer lo suyo.

No necesitaba que te vayas. Nadie de aquí. Ni tu vieja, ni tu hermana, ni tus primos, ni tus tíos, ni tu hermosa familia. Ni tus amigas, ni tus compañeros de la Muni, ni nadie. Pero ese maldito corazón a veces nos deja justo en el momento más caótico, y a veces nos deja justo en el momento más bello.

Sólo hace 10 minutos que leí el informe. Hasta tuve que llamar antes de publicar esa noticia que nunca querés. Yo no lo puedo creer. No de vos. Porque vos eras la que estabas cada vez que te necesitábamos. Cómo hacer un acto sin vos, que estabas par susurrarme lo que yo me olvidaba de decir? Como hacer un acto sin vos, que me hacías la letra grande porque no veo un choto? Como estar al frente de una ceremonia sin vos, que me tenías todo listo y si tenías que trabajar hasta las 5 de la matina, lo hacías sin protestar?

Ya sé. ya sé que muchas cosas no te salían como querías. Me lo contaste ese día que fui a conocer tu casita, Toda blanca y coqueta. Estabas felíz. «Hasta tenes espacio para fumar tus cigarrillos», te dije, Qué estúpido. Sin dudas fue mi peor comentario. El cigarrillo me llevó otro amigo y van…

Ese día me dijiste que en octubre te ibas a ir a la fiesta de la cerveza, pero que no sabías bien porque te daba culpa. «Andate ya!!!» Te dije. «A la mierda el sistema!!!» Era octubre del año pasado. Te reiste y nos despedimos con un abrazo.

Después, lo de siempre y de cada día, Salir a caminar y correr y verte con tu vieja mateando en la vereda. El saludo cordial, la mirada alegre. Ya sé. Por dentro llevabas tus cosas. Quien no Tamy?

Y te fuiste y nos dejaste solos a todos, en medio de este mar de virus, miserias y calamidades. Podemos estar peor? Hoy no.

Porque se fue el vientito fresco. La sonrisa constante. La paz de tu ser y la bondad de tu vida.

Hoy a todos nos faltás vos. Un granito fundamental en los cimientos que tenemos que construir para hacer un mundo mucho mejor.

Yo no sé si este escrito sirve para algo. Pero que sea al menos para que la gente que no llegó a conocerte sepa quien eras y que seas inmortal.

Se fue una amiga. La de todos. Que tu mirada nos haga recapacitar y tu recuerdo nos haga brillar cuando estemos sombríos.

Que seamos un poco más «Tamara» cuando la miseria nos atrape. Que seamos como vos querida amiga.

Hasta siempre. Ya te extrañamos.

Pancho

ESE GRUPO INOXIDABLE DE FIESTA DE ARTE – Adriana, Francisco, Tamara, Carina y Graciela.

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