La importancia de hidratarse, ante las altas temperaturas

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El cuerpo se deshidrata por diversas razones y en verano, esas opciones se agudizan por las altas temperaturas, que producen que el organismo reaccione e intente regular su temperatura a través del sudor. Con esta cuestión, no se pierde sólo agua sino también, sales minerales que se deben reponer.

Deshidratarse es poner en riesgo tu salud y para que ello no ocurra hay que estar atentos y seguir los consejos de los profesionales.

¿Cuánta agua tomar?

En términos generales, un adulto debe tomar entre 2 a 3 litros diarios de agua (cinco a seis vasos grandes). Si está bajo el sol o practica ejercicios, debe ingerir un aporte extra, sin esperar a que la sed avise.

En verano es importante beber agua periódicamente, por lo que se recomienda llevar una botella de agua.

¿Qué líquidos sí y cuáles no?

Agua: Es el líquido por excelencia para hidratarse.

Bebidas isotónicas: Recomendada para deportistas, pues reponen rápidamente la pérdida de agua y electrolitos.

Infusiones: Son una buena solución para quienes no toleran mucho el agua. Hay que evitar el té y el café en épocas de excesivo calor, ya que tienen efecto diurético (hace que eliminemos más agua por orina).

Jugos de frutas: Los jugos naturales son concentrados de vitaminas y minerales que contienen el azúcar de la fruta y son una buena alternativa para la hidratación. No así los jugos comerciales, ya que tienen azúcar añadida.

Refrescos o bebidas carbonatadas: NO – Aportan calorías sin vitaminas ni minerales. Además, tienen bastante azúcar y gas que alteran el mecanismo de hambre-saciedad. Los refrescos light tienen menos azúcar, pero continúan teniendo gas.

Alcohol: NO – También aporta “calorías vacías” y hay que moderar mucho su consumo, ya que acelera el proceso de deshidratación. 

Niños y adultos mayores

Los niños necesitan más cantidad de agua que una persona adulta, pues están en constante movimiento, pudiendo perder gran cantidad de agua. Al igual que los adultos mayores, olvidan tomar agua -pérdida de conciencia de la sed- por lo que hay que recordárselos.

De uno a tres años: 1,3 litros de agua y otros líquidos saludables. De cuatro a 8 años: 1,4 litros al día (unas cinco tazas).

Síntomas de deshidratación

Leve a moderada: Sed, disminución de la sudoración, elasticidad reducida de la piel, disminución de la producción de orina y sequedad de la boca. El color de la orina es un buen indicador de falta de líquidos. Si es clara y transparente, está bien; si es amarilla u oscura, no está tomando los líquidos que requiere.

Grave: Presión arterial desciende provocando mareos o desmayos, shock y daños en órganos internos como riñones, hígado y cerebro.

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