La ciudad vivió un inicio de semana complicado por las inclemencias del clima, que azotó El Trébol con vientos y lluvias que alcanzaron los 282,50mm en tan solo 50 horas.
Si bien se vivieron momentos dramáticos y de desesperación por la avanzada del agua que corría por los campos y canales, y que ingresaba a la ciudad por la Ruta 13; las obras hídricas funcionaron correctamente.
Los desagües de los distintos sectores a lo largo del corredor este tuvieron una función vital, que permitió que el agua siguiera su curso natural, desagotando la ciudad y evitando un desastre mayor.
En los momentos de intensas precipitaciones se pudo observar como cada uno de los desagües funcionaba a pleno con niveles de masa de agua importantes.
Una vez que dejó de llover, en la mayoría de la ciudad, en un lapso corto de tiempo no quedaron registros de las lluvias y el transitar se normalizó.
En los lugares conflictivos, más allá del nivel elevado, el agua siempre corrió y no se estancó.
Esta situación no es casual. Hay un trabajo de fondo que se planificó y ejecutó con seriedad, pensando en las problemáticas y cómo solucionarlas. Además del trabajo de limpieza y mantenimiento contantes.
