DE EL TRÉBOL A TRELEW – Con pañuelos, en lucha y empoderadas en el ENM

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Los portales y diarios del país se llenaron de palabras, frases y opiniones del Encuentro Nacional de Mujeres, el Nº 33, que se llevó a cabo en Trelew el paso fin de semana. Pocos contaron el verdadero sentido que tiene este evento plural y diverso, libre y sin prejuicios.

50 mil mujeres llegaron desde el norte argentino, desde el sur, un poco más debajo de Chubut, desde el centro y desde cada una de las provincias, como así también de América Latina y también, desde el viejo continente.

Al igual que el año pasado, El Trébol tuvo representantes, y  se sumó a la lucha y conquista de derechos que aún no han sido otorgados a las mujeres. Privilegios que otros tiene y que por ende, el género carece.

Algunos de base y otros tan simples, que parece insólito no poseerlos, pero el patriarcado es así. Minimiza e invisibilidad las problemáticas. Las distorsiona, las cuestiona y las juzgas. Porque perder esos privilegios no es parte de la agenda de ellos.

Un viaje inolvidable

Muchas horas de espera, recorriendo distintas rutas y provincias. Mostrando la sororidad entre compañeras en cada parada, en cada encuentro improvisado. Con alegría, brillo y canto. SIN MIEDO. Empoderadas y unidas, las pibas y mujeres del país coparon la Patagonia.

Un grito unido. Unánime. Casi como una súplica. Reclamando la igualdad, esa que tanto se nos quiere negar. Pidiendo, exigiendo que no nos maten. Una obviedad que el sistema, cruel y descarnado, no soporta comprender.

Es triste. Nubla. Duele. Enoja. Es difícil entender que no puedan empatizar con el otro, la otra, el otre. Como quieran decirle. Respetar las libertades. Quitar la libertad de vivir pleno. No se entiende, porque es simple. Solo dejar ser.

Esa opresión, que durante siglos cargamos, y que lo seguimos haciendo, hoy tiene algo diferente. Hoy estamos en la calle. Estamos en lucha, estamos juntas, ahora nos ven. Saben que ya no hay más miedo. Saben que el patriarcado va a caer.

 

El día a día

Caminar las calles del sur casi austral fue magistral. Como un portal de energía que realza el interior y motiva a no retroceder.

Al principio con recelo, los neuquinos miraban azorados la ola verde que copaba cada espacio. Creían que llega una horda de mujeres desquiciadas, como los medios quieren imponer, pero pudieron entender y reconocer la realidad. Hablar, convivir, albergar, acobijar a las miles de compañeras.

Queda un recuerdo imborrable, y un anhelo de volver a vivir lo mismo. Ese tiempo que nos impulsa a trabajar para lograr lo planteado. Queda ese lapso que nos separa dela próxima vez. Algunos días. Casi un año para ir a La Plata.

Por Melisa Barrios

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