Por Francisco Díaz de Azevedo

“Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia…” canta León Gieco en “La memoria”, esa canción que le quita toda la anestesia a un país, que a veces parece caer en el olvido somnoliento.

Rubén Adalberto Pron sabe de hacer memoria, sabe de descubrirla, sabe de corregirla, de encausarla y de quitarle las manchas.

La memoria pincha hasta sangrar a los pueblos dormidos, que no la dejan vivir libre como el viento… sigue el cañadense con la voz carraspeada.

Sentado en un banco del Monumento a la memoria en la ciudad de El Trébol, “Chacho” piensa en voz alta.  “Este lugar nunca se pensó como un lugar de duelo sino como un lugar de memoria, para conocer qué nos pasó y que no vuelva a pasar. Es para reflexionar y por eso impulsé la creación de éste sitio”.

Cada año, cuando el calendario arruga día a día el mes de marzo se acerca el 24 y el periodista de El Trébol, se le eriza la piel, se le pianta un lagrimón, se le anuda la voz, se le vuela un recuerdo, se le paraliza el corazón.

“Cada vez que llega éste momento recuerdo un día trágico para la Argentina. Sobre las víctimas directas, aunque todos sufrimos. Es una fecha de aprendizaje sobre la responsabilidad que nos cabe a cada uno como ciudadanos para defender los mecanismos de la democracia, corregirnos cuando nos equivocamos, sostener las autoridades electas cualquiera fuera el partido respetando la voluntad del pueblo y votar a conciencia”, susurra.

Rubén comenzó su carrera como periodista en la vieja RT1 Radio El Trébol. Con 48 años de profesión, pasó por importantes medios como “Crónica”, “El país”, “La tribuna” y “El ciudadano”.

En esta ciudad también dirigió un periódico, que se llamaba “Semana Gráfica”. “Chacho” sigue conmoviéndose como la primera vez cuando habla de la época oscura del país.  “Hice tres libros, como parte del esfuerzo por captar la memoria y había que reflotar lo que pasó con la vida de tres vecinos nuestros y una cuarta compañera de uno de ellos. Aquí se conocía todo muy por encima. Me pareció importante que hubiera una base de información sobre porqué les pasó lo que les pasó”.

A los pueblos dormidos

Jubilado hace muy poco, Pron no deja de investigar, estudiar y analizar. No se detiene, como si de repente, esto lo mantuviera más y más vivo. “El periodismo es una profesión que uno nunca abandona. Uno puede retirarse y gozar los beneficios de la profesión,  pero en realidad uno eligió esto porque quiere contar lo que pasa y eso no dejo nunca de hacerlo por más que no esté trabajando en un medio. Con respecto al tema de la memoria, seguiré trabajando en esto hasta que sienta ya no es necesario hacerlo”.

Y reflexiona:  “Creo que el 24 está incorporado en una forma oficial. Igual, nunca está de más insistir en esto, que los jóvenes sepan que pasó. Se hacen actos y conmemoraciones. Hay que tener en claro sobre por dónde no hay que volver a transitar”.

“Chacho” transita los 67 años, escribiendo, investigando, poniendo muchos granos de arena en la historia “que a veces mira y no vé”.

Padre de tres hijos, balancea su vida entre la Cuna de la Bandera y la cuna que lo vio nacer. “Soy un ciudadano de dos mundos. Yo nunca voy a olvidar lo que El Trébol me dio y hago cosas para devolver tanto. Tengo mi casa acá y un compromiso con la ciudad y hago cosas como por ejemplo lo que hoy realizo, una extensión y revisión de la historia local para que sirva de base para la comunidad actual. Esto me re liga con mi pueblo”.

Arma de la vida y de la historia

Se lo ve a “Chacho” merodear por el Cervantes, revolver en libros viejos, buscando escritos escondidos, uniendo partes inconclusas, eslabones desunidos y días olvidados.

Trabaja en silencio, cada vez más cerca de El Trébol y más lejos del Río Paraná. Hurga, pregunta, investiga, husmea, escribe, reescribe, tacha y vuelve a redactar.  “Me compromete haber sido parte de aquella sociedad y la juventud que luchaba por cosas justas. Fui amigo de Alicia Burdisso y Carlitos Bosso y quiero que su vida y su muerte sean reconocidas.  Todos corrimos riesgos, incluso gente que no tenía nada que ver con la resistencia  a la dictadura. Me familia y yo corrimos riesgos”.

Todo está escondido en la memoria, refugio de la vida y de la historia. “Chacho” lo sabe y trabaja día y noche para hacer recordar.

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