30 mil razones para no olvidar ni perdonar

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Tenemos MEMORIA, pedimos VERDAD, queremos JUSTICIA. NUNCA MÁS.

La MEMORIA de un país posibilita construir y forjar un buen presente y un mejor futuro. Por el contrario, el olvido permite caer en un punto infinito y repetitivo, causando estragos en la sociedad.

El 24 de marzo en Argentina nos marca una única posibilidad, que es el de la memoria y  el recuerdo, el del NUNCA MÁS.

Es una fecha de reflexión sobre la etapa más violenta del país –la última Dictadura Cívico,  Eclesiástica y Militar-  que nos obliga como ciudadanos a preservar la MEMORIA y a reconstruir los hechos para contar la VERDAD.

Los desaparecidos, los asesinatos, las torturas, la censura, la persecución, la apropiación sistemáticos de bebes, el robo de bienes, la creciente deuda externa de la Nación y un sinfín de aberraciones y horrores son parte de la historia Argentina, es parte de lo vivido como sociedad, una vestigio de lo que fuimos y de lo que no queremos ser.

Reconocernos en aquella realidad nos permite evolucionar, crecer, aceptar. Nos da la posibilidad de dejar a un lado el rencor y todo ese horror transitado. Claramente esto no significa perdonar ni muchos menos, sólo buscar la justicia con más claridad, con más luz, con más fuerza, porque no se puede perdonar  a quienes sometieron a nuestra patria.

Este 24 se cumplirán 41 del golpe y unos 34 de democracia, y a pesar de todo el tiempo transcurrido todavía se sigue sin justicia. Al día de hoy, genocidas siguen sueltos y caminando por las calles y por sobre todas las cuestiones, siguen faltando personas.

Por eso, es primordial tener memoria para lograr la verdad y hacer justicia. Tristemente muchas veces ha faltado esa bendita memoria  y se ha perdonado lo que no tienen perdón. No podemos olvidar las “Leyes de Obediencia de vida y Punto Final”, el trágico “Indulto a los genocidas” y la complicidad constantes del poder real, de la Derecha Conservadora que actúa a través de jueces, políticos y personalidades destacadas.

En estos últimos tiempos las conquistas de las organizaciones de DD.HH. han sido vulneradas y claramente se vio un retroceso en las políticas aplicadas. Parece ser que algún sector de la sociedad quiere que el 24 de marzo no sea una fecha importante e histórica, sino que simple mente pase al olvido.

No es un dato menor, más allá que ante los intensos repudios y pedidos, se haya vuelto atrás con la movilidad del feriado por el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia  y con el 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, fechas que hieren el alma en lo más profundo.

Continuamente se ven ataques contra la verdad, que con discursos carentes de argumentos, intentan distorsionar los hechos, borrar recuerdos y reescribir erróneamente la historia.

Hay 30 mil razones y no 8 mil como quieren hacer creer. Hay un robo sistemáticos de bebes, de identidades, más de 500  y tan sólo 121 han aparecido.

El robo de bienes también fue un hecho, que con lo aberrante de los actos realizados pasan a un segundo plano, la apropiación de propiedades, de tesoros, de empresas, de herencias familiares y ni hablar, como mencionamos anteriormente el endeudamiento externo que condenó a varias generaciones y hoy, se la vuelve a condenar.

En este 24 los argentinos tenemos que unirnos y marchar pidiendo justicia. Caminar, recorrer, visibilizar, hacer oír la historia, lo que realmente pasó, no lo que nos quiere contar los aduladores de los genocidas.

El Trébol es parte de este proceso de memoria, más allá que durante los años duros no se hayan vivido crudamente, producto de la lejanía de las grandes urbes y claramente de la desinformación, la censura y el ocultamiento  generalizado.

El Trébol tiene que lamentar víctimas del genocidio, en esta ciudad hubo desaparecidos. Ciudadanos como todos, con sueños e ideales: Luis Tealdi, Carlos Bosso y Alicia Burdisso.

Las políticas educativas, culturales y sociales posibilitaron y aún en día lo siguen haciendo, que desde hace tiempo la MEMORIA sea parte importante de la comunidad, teniendo un espacio justamente de “Memoria”.

No obstante, como una obligación moral, se vuelve indispensable señalar el paso por El Trébol, el transcurrir de la vida de nuestras víctimas. Es necesario dejar sentado su destino.

Por esto, y contribuyendo a la memoria colectiva, procurando que la historia esté latente, contando ante todo la verdad, y sumándose al proyecto de las organizaciones de DD.HH. de recordar a las víctimas y señalar los más de 550 CCDTyE, se señalará en la ciudad el lugar donde vivieron Luis, Carlos y Alicia.

Es necesario que haya vida donde hubo muerte, que haya alegría donde hubo dolor, que haya memoria para que no haya olvido.

Por Melisa Barrios

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