Por Francisco Díaz de Azevedo

El Planeta Imaginario de La Oreja de Van Gogh, que verá la luz en pocas horas en todo el globo terráqueo, nos trae un manojo apasionado de grandes melodías.

Si algo tiene la dupla compositiva San Martín – Benegas, es la intensa maquinaria melódica apoyada en colchones de riffs y en toques sutiles de pianos y sintetizadores. La mano de Aureo Baqueiro en la producción le da su perfil, como fue con Primera Fila. Pero nunca dejan de ser La Oreja de Van Gogh.

En esta oportunidad, La Oreja trae el sello de lo auténtico. Con reminiscencias al mítico “El viaje de Copperpot”, una a una las canciones se perfilan entre aires melancólicos, letras sutiles y algunos chapuzones de intenso calibre pop.

Con “Estoy contigo”, la banda donostiarra crea lo que será un caballito de batalla para cualquier show de acá a los próximos 20 años. La profundidad de la canción – que habla del Mal de alzheimer– con el clima intenso de una guitarra al estilo “The Edge” que interpreta  Pablo, hacen de este tema, uno de los puntos más altos del disco.

La versión de “Palida Luna” difiere bastante de la que el grupo vasco regaló en sus shows por América en la presentación de “Primera Fila”. Esta canción, ahora con marcados “beats” bien podría ser tenida en cuenta como futuro corte de difusión. Su estribillo es arrasador.

«No vales más que yo», tan testimonial. Xabi al piano, Leire desangrándose en la historia de un final. «…y por eso me voy, por eso te maldigo…», suelta y remata con la frase que da nombre a la canción. Hay rencor en la historia, hay dolor, hay desesperación. El climax sube después de los dos minutos y se vuelve himno al desamor.

“Mi pequeño gran valiente” es un típico tema de La Oreja. Una letra dulce, cálida y maternal, que podría cruzarse con otras historias celestiales que los chicos suelen bocetear.  Las comparaciones en la lírica podría llevar a uno a “La visita” de “A las 5 en el Astoria”.

“Intocables” tiene los arpegios marca registrada de Pablo y Leire se luce cuan estrella que ya es. El crecimiento de aquella chica tímida Generación X del 2008 a este presente es dulcemente abrumador. La banda ya no protege a “la niña que llora en las fiestas”. Esta niña lleva al grupo adelante con enorme personalidad.

“Verano” es un tema patentado “Made in LOVG”. Las letras con fechas, recuerdos y metáforas sutiles visten la canción. “Vengo con una maleta llena de vivir sin ti…”, sencillamente genial. La intro tranquila rompe en el estribillo machacante y hace bailar al planeta imaginario. Los charts españoles la recibieron tímida pero crecerá cuando más la escuches.

La Oreja sorprende con “Camino de tu corazón”. El inicio casi rapeado de Leire desemboca en un estribillo con toques caribeños. Por un momento las bases le hacen un guiño al reggaetón, en otros momentos, el sello latinoamericano le da una personalidad única a esta genialidad de La Oreja. Si cierro los ojos podría imaginarme a Abel Pintos cantando a dueto con ella esta canción. Es candidata a ser hit, de acá, desde este mundo, y hasta el planeta imaginario.

“Diciembre” es la canción fresca del disco. El “Groove” que le ponen Alvaro y Haritz hacen de este relojito melódico un hit que hará saltar a los fans de las plateas. El “Uhu, Uhuuu” se ahullará en cada sector de las gradas de cualquier teatro del mundo. El contrapunto entre Leire y Xabi los lleva a un duelo exquisito.

“Siempre” atrapa desde el inicio desenfrenado a pura química de Leire, – Garde – Benegas. La canción estalla en un vértigo que te lleva a ir a mil por el imaginario planeta orejudo. “Que mañana Dios dirá…” suelta Leire y suspira en un “Que la vida se nos va” nostálgico pero soñador. El final es épico con San Martín creando un climax casi orquestal.

Leire interpreta casi en primera persona “Esa chica”. Un tema que bien podría ser la segunda parte de “Pop”. Dieciséis años después, la chica que tiene “talento, cultura, manos bonitas y estudia francés” aparece con el vacío en el alma de un estrellato que no le dejó más que dolor y quiere volver al barrio con su guitarra. Conmovedora.

En este planeta imaginario los ritmos se mezclan pero las melodías ganan estoicamente en cada segundo de cada track. De la docena de canciones, el 80% claramente podrían sonar como corte de difusión.

“Cuando menos lo merezca”, es quizás la canción más terrenal del planeta imaginario de los de Donosti. Bien de garaje de ensayo, bien digerible y que nunca está mal escuchar.

Se trata de un disco genuino, lejos de “Cometas por el cielo”, que era la novedad en el estilo del grupo con el machacante “La niña” o la mismísima canción que le dio nombre a la placa de 2011.

El Planeta Imaginario es música para volar. Para apagar la luz de tu cuarto, cerrar los ojos y dejarse transportar por la melodía. Imaginar cada historia montado a cada letra y embriagarse de las perlas sutiles que caen una a una del séptimo disco de una banda, que como los vinos, madura y es exquisita.

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