#niunamenos: A veces alzamos la voz y otras veces le damos la espalda

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Los comunicadores como generadores de opinión tenemos la obligación, o al menos deberíamos, de hablar de cuestiones que afectan a la sociedad y que casi  siempre son dejadas de lado por la agenda pública, de gobiernos e inclusive de los mismos medios.

Es necesario hacer visible las problemáticas, en este caso “la violencia de género”, como muchas otras cuestiones, que sólo se hacen manifiestas cuando ocurre un hecho especifico.

Hoy por hoy, se enmarcan acciones de protesta y visibilización desencadenados a partir del crimen de Lucía, y justamente por eso, se realiza una nueva campaña de #niunamenos en donde muchas mujeres volvieron a salir a la calle.

Pero corremos atrás del problema y por eso nos manifestamos cuando en realidad deberíamos manifestarnos –en primer lugar- para terminar con el problema.

Parece un juego de palabras y de frases, pero es la realidad.  Ayer, en todo el país hubo una consigna unificada. Una vez más se alzaron las voces, pero esas voces se hacen escuchar por otro caso de femicidio, uno de esos que recorre todos los medios de comunicación. La extrema crueldad con la que fue tratada la adolescente marplatense ameritó salir a las calles a protestar, pero en silencio y sin un rostro conocido existen miles de casos de violencia y antes esos casos hay un silencio rotundo. Es la agenda pública la que impone que hay que protestar, no nos nace por empatía hacia la otra que sufre.

Toda reacción a la violencia contra el género es valiosa, eso no hay dudas. Pero hace apenas unos días, cuando un grupo de mujeres salió a defender los derechos de todas, lo único de lo que se habló fueron de las pintadas y no del significado y de lo que se buscaba con ese grafiti, sino de una pintada en sí, de un hecho materia y no ideológico.

Mucho se habló del Encuentro Nacional de Mujeres y de la multitud que acudió a Rosario. Mmm… En realidad mucho no se habló, fue poco. Y tampoco fueron muchas, solo algunas. Fueron 70 mil de 20 millones de mujeres argentinas.

Fue una multitud, sí, pero siguen siendo pocas. Ahí tendrían, mejor dicho, tendríamos que haber estado todas. Y no estuvimos, no participamos, no nos informamos.

Ayer marcharon pero no sabemos porque marchamos. Tenemos una consigna #vivasnosqueremos, por ejemplo, pero Sabemos lo que significa realmente?

Seguimos sin tener conocimientos y quién no conoce pierde poder y derechos, quien desconoce no se puede defender, y quien es indefenso, casi siempre o siempre, termina siendo víctima.

No basta con poner un cartel en una red social, suma, pero con eso no está no es suficiente. Y no alcanza porque como sociedad nos seguimos quedando con la desnudes en una marcha y no indagamos en lo que se hizo, en los temas que se trataron y en las arma que se dieron. Esas armas que no dañan pero que sirven para defenderse, esas armas que se cristalizan a través de las palabras y del conocimiento. Esas herramientas que posibilitan que una persona, una mujer, pueda romper esa burbuja machista y salir de la violencia en la que está inmersa.

Del ENM sólo se habló de la violencia de la marcha, pero de la “violencia” de las mujeres que fueron a la marcha y no de la violenta represión policial. No se escuchó debatir sobre las políticas y acciones que se llevaron a cabo, los talleres, las charlas. Eso no salió. Eso se ocultó.

Y casi en ese mismo instante en que las mujeres eran violentadas salvaje y brutalmente por las fuerzas policiales, en complicidad con el gobierno; en otro punto del país Lucia, de 16 años,  era drogada, violada y asesinada. Y muchas otras, seguramente, eran denigradas, insultadas o golpeadas.

Sólo por eso hoy se dice #NiUnaMenos y es replicado por el país. Cuan positivo sería que cuando esas valientes ocupan la calle, otras mujeres no le dieran la espalda. Recuerden que ninguna revolución se gestó detrás de un escritorio.

Aprendamos de las personas que a diario se preocupan e involucran, con cuerpo y alma, en esta lucha.En El Trébol hay, no son muchas o no son las que deberíamos ser, pero sus ideales siguen firme conquistando derechos. De ellas aprendí lo poco que se.

Por Melisa Barrios.

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