Fue 3-0 en el Sur, por un doblete de Cauteruccio y un gol de Garnier.

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Boca fue una sombra y Quilmes le dio un cachetazo – El equipo de Falcioni, que sufrió el cansancio del eterno regreso desde Venezuela, jugó con uno menos desde los 18 minutos por la expulsión de Silva. En Boca no paran de caer las malas. Tras la interminable gira por Venezuela y Colombia, que finalizó con un regreso agotador, las cosas no le salen en la cancha al equipo de Julio Falcioni. En el Sur, Quilmes le ganó 3-0 por dos goles de Martín Cauteruccio y uno de Pablo Garnier.

Cuando Boca saltó al campo de juego intentó olvidar muy rápido la mala racha que tiene desde finales del Clausura anterior. En el medio, se quedó sin torneo local, sin Libertadores, sin Román y con montones de problemas. Pero las buenas no aparecieron por el Sur.

Lucas Viatri tuvo la primera chance del partido. El delantero apenas acarició una pelota perdida, que no terminó en gol por unos centímetros. Fue la más clara del arranque, que parecía tener a Boca mejor que su rival. Pero no.

En el arco de enfrente iba a llegar la primera emoción. A los 11 minutos, tras un mal despeje de Matías Caruzzo, que pegó en un delantero de Quilmes, Martín Cauteruccio no dejó pasar su oportunidad. Con un remate fuerte y con dirección, el goleador le hizo su bautismo a Oscar Ustari, debutante en el equipo de Falcioni. Marcó el 1-0 y todo comenzó a derrumbarse para los de la Ribera.

Tras el golpe que propinó Quilmes, Santiago Silva no quiso ser menos y le dio uno muy fuerte a Sebastián Romero. El uruguayo reaccionó ante una falta del mediocampista, le dio un puntapié en el pecho y el árbitro Pitana lo expulsó. Más problemas para Falcioni y compañía.

Obligado por la desventaja, Boca tuvo que salir a buscar el empate con un hombre menos. Logró adelantarse en el campo de juego, buscando siempre a Viatri. Pero cuando tuvo que generar fútbol, se encontró con que ya no está Riquelme y todo fue mucho más difícil. En la cancha había apenas una sombra del equipo del primer semestre.

Quilmes, apostado de contra, avisó que podía ser peligroso. Para Boca era un empatar o morir en el intento. Y el Cervecero se encargó de sentenciarlo. Antes del cuarto de hora en el segundo tiempo, Miguel Caneo escapó por la izquierda y tiró un centro rasante para Pablo Garnier, que no tuvo oposición. Solo, por el centro del área, apareció para rematar a Ustari.

Iba a haber más. Cauteruccio, otra vez, aprovechó un rebote de Ustari, tras un remate de Caneo (y una habilitación del goleador) y marcó el 3-0 final. Fue el moño para un regreso espléndido de Quilmes a Primera y un cartel enorme de alarma para Boca, que el miércoles jugará la final de la Copa Argentina ante Racing.

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