Es porque el país crecerá menos de lo que se esperaba y el Estado tendrá menos ingresos. Brasil no usa la inflación como herramienta recaudadora.

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Duro ajuste en Brasil: recorta gastos por US mil millones – Los principales sectores afectados por la poda serán defensa, jubilados, educación y salud. El gobierno brasileño esperó la víspera de Carnaval para informar de un corte radical en el gasto previsto en 2012. Dará de baja 32.000 millones de dólares, lo que representa reducir en un 3,4 por ciento el presupuesto para este año que el Congreso votó en diciembre último. El ministro Guido Mántega intentó explicar que » éste no es un ajuste clásico , conservador, como los que se hacían en Brasil en el pasado». Para el funcionario, que está al frente del Ministerio de Hacienda desde inicios de 2006, se trata de un tijeretazo «osado, una novedad» que conjura el peligro de la recesión.

El secreto de este «ajuste» es bien ortodoxo: reside ni más ni menos que en garantizar el superávit primario indispensable para afrontar un endeudamiento federal que no deja de crecer . Lo dijo el propio Mántega: «Esto va a garantizar que obtengamos el resultado primario aprobado en las líneas directrices del presupuesto».

Aun así, el gobierno de Dilma Rousseff subraya que el apriete dista de ser «clásico» porque no se van a tocar los programas de ayuda social, básicamente aquel que pretende sacar a los brasileños de la extrema miseria, ni tampoco irá a interferir con las obras públicas contempladas en el Plan de Aceleración del Crecimiento (PAC), las que deben ser hechas para el Mundial de 2014 y las que refieren al programa de habitación popular «Mi casa, mi vida».

Sin embargo, serán prolijamente reducidas las partidas para sectores sensibles como salud y educación, que representan poco y nada dentro del presupuesto general. Basta ver que el pago de la deuda pública y sus intereses consumen nada menos que el 47,19% del presupuesto de este año, mientras que para salud se destina 3,98% y para educación 3,18%.

Las rebajas que se anunciaron ayer disminuyen aún más las partidas destinadas a esos dos rubros esenciales. Y afectan también de manera significativa gastos en los ministerios de Ciudades, Defensa, Justicia e Integración Nacional. Otro sector que sufrirá un gran apriete es el de previsión social , o sea, los jubilados.

Para completar el plan, el gobierno central prevé recortar sus propios gastos de funcionamiento, enfocado en pasajes, gastos de movilidad, reformas de inmuebles, alquileres y compra de vehículos, máquinas y equipos. Trascendió que el equipo económico de Rousseff había pensado extraer una porción todavía mayor del presupuesto, pero desistió de la idea porque temió que un «ahorro» excesivo pueda provocar un estancamiento o incluso retroceso del PBI.

De todos modos, Brasil no apela a la herramienta inflacionaria como un mecanismo de recaudación. La inflación prevista para el año es de 4,7 por ciento. El año anterior, esa tasa había llegado al 6,5 por ciento.

El ministro de Hacienda Mantega sostuvo que habrá «un aumento expresivo» de inversiones en el sector de obras públicas, como también en el plan de construcción de viviendas para las clases medias y medias bajas, en el desarrollo de las actividades petroleras submarinas y, como es más que obvio, en la Copa del Mundo.

El propósito del ministro es, según dijo, llevar el nivel de inversiones a 20 por ciento del PBI (ahora está en menos de 18 por ciento), lo que constituye una tasa muy moderada. «Cuando hablamos de ese nivel de inversión, no referimos tanto del sector público como del privado» .

El plan oficial es alcanzar en 2012 un crecimiento de 4,5 por ciento.

Esa tasa, sin embargo, ya es objeto de serias dudas. Desde el ámbito oficial hay organismos que consideran más apropiada un índice de 4%. A principios de 2011 se llegó a hablar de un crecimiento de hasta 5 por ciento y terminó el año con un más que moderado aumento del Producto Bruto Interno del 3,8 por ciento. No puede esperarse nada mejor para 2012, cuando todo hace pensar que la crisis económica internacional, lejos de amainar, puede ser peor todavía que el año pasado .

No es un dato menor que la proyección del ingreso anual del Estado experimente ya una reducción. El monto de los menores ingresos sería de 17.000 millones de dólares. La baja de la recaudación se basa en estimaciones de una caída de los ingresos por diversos impuestos, incluidos los combustibles y los que gravan la actividad productiva.

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