El cordobés se convirtió en el jugador símbolo de Argentina en la Copa Davis de los últimos diez años.

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Cinco grandes victorias fuera de casa en la era Nalbandian – Antes de la final ante España en Sevilla, un repaso a los máximos logros como visitantes con David en el equipo. Cuando Rafael Nadal hablaba este miércoles de tenistas argentinos que se habían propuesto, como meta principal para su carrera, ganar la Copa Davis, seguramente se refería a David Nalbandian. Es que el cordobés de 30 años (cumple 31 el 1 de enero) saca un plus cuando se trata de jugarla. Ya sea por ambición personal o por amor a la camiseta, está obsesionado con estar en la foto el día que Argentina gane la Ensaladera de Plata por primera vez.

Desde su debut en este certamen en 2002, Nalbandian jugó 27 partidos de individuales con un récord para nada despreciable de 22 ganados y 5 perdidos (81,5% de eficacia). También en sus 16 de dobles el balance es positivo, aunque los números impresionan algo menos: 11-5 (68,7%). En total, 21 series jugadas, 16 ganadas y apenas 5 perdidas (dos de ellas fueron finales). Con el cordobés en el equipo, Argentina consiguió cinco victorias frente a buenos equipos como visitante (hubo una sexta, ante Marruecos en 2004), con un aporte casi perfecto del rubio de Unquillo: 10 victorias sobre 11 partidos jugados.

El primer gran golpe fuera de casa de la generación liderada por Nalbandian fue en 2005 ante Australia, en Sydney y sobre césped. Pocos imaginaban que David, junto a Guillermo Coria, Mariano Puerta y Gastón Etlis (no jugó), con Alberto Mancini como capitán, volverían con el pasaje a semifinales en el bolso. Y en esa serie la participación del cordobés fue vital, ya que venció a Wayne Arthurs en el segundo punto para poner el 1-1 (Coria había perdido ante Lleyton Hewitt), el sábado jugó el dobles con Puerta y les ganaron en sets corridos a Arthurs y Hewitt, y el domingo completó con su primera victoria ante el ex número uno del mundo (6-2, 6-4 y 6-4) después de tres caídas en torneos de ATP, una de ellas en la final de Wimbledon en 2002.

Argentina volvió a sorprender como visitante al año siguiente ante Croacia, en Zagreb y sobre carpeta. Un dato que no puede obviarse es que los croatas venían de ser campeones en 2005. En esta serie de cuartos de final y todavía con Mancini como capitán, David también jugó tres puntos. Tras la derrota de Agustín Calleri ante Ivan Ljubicic, le dio una tremenda paliza a Marin Cilic (tenía 18 años) por 6-1, 6-1 y 6-2. Y luego ganó en dobles con José Acasuso, en cuatro sets a Cilic y Ljubicic. Pero en el primer punto del domingo, y desgastado físicamente, no pudo ganarle ni un set a Ljubicic. Ese fue el único juego perdido por David en las series que ganó con Argentina como visitante. El match se completó con la victoria de Juan Ignacio Chela en cuatro sets sobre Sasa Tuksar.

Hubo que esperar hasta marzo de 2010 para volver a festejar lejos de casa. Y en esa serie David se puso el traje de superhéroe. Descartado por Tito Vázquez luego de haberse retirado del ATP de Buenos Aires (dos semanas antes) por un desgarro en el aductor derecho, llegó a Estocolmo un día antes de comenzar la serie ante Suecia sobre cemento. El magistral golpe de efecto dio resultado y el cordobés ganó los dos puntos que jugó: el dobles junto a Horacio Zeballos (en sets corridos sobre Robin Soderling y Robert Lindstedt) para poner la serie 2-1 y el quinto ante Andreas Vinciguerra en cuatro sets. Los otros dos integrantes del equipo que consiguió esa inesperada victoria por 3-2 en primera ronda fueron Eduardo Schwank y Leo Mayer, quien había conseguido un triunfo clave en el segundo punto, ante Joachim Johanson.

Argentina volvió a viajar en la siguiente ronda para enfrentar a Rusia, por los cuartos de final. El estadio Olímpico de Moscú esperaba con su cancha de cemento al mismo cuarteto que había conseguido el pasaje en Estocolmo. Del otro lado había un equipo poderoso, con Nikolay Davydenko y Mikhail Youznhy como singlistas, y se sabía que a Nalbandian ya no le daba el físico para jugar los tres días. Le ganó a Davydenko en el punto inicial y dejó bien posicionado al equipo el primer día: 1-1 (Mayer perdió con Youzhny). El dobles hizo su trabajo y con una magistral actuación Schwank y Zeballos vencieron en cuatro sets a Davydenko y Kunitsin, y sólo faltaba un punto para asegurarse un lugar entre los cuatro mejores de 2010. Shwank sólo aguantó un set ante Davydenko, pero Nalbandian acabó con Youzhny en sets corridos y, con Tito Vázquez como capitán, el equipo argentino llegó a las semifinales, donde cayó ante Francia en Lyon.

Cuando se conoció el sorteo de este año las cuentas realistas eran bien claras: se podía llegar a las semifinales, pero no más que eso. Es que allí seguramente estaría esperando Serbia, el campeón defensor. La primera parte del plan se cumplió sin sobresaltos, con victorias en casa ante Rumania y Kazajstan, y llegó el esperado viaje a Belgrado, con Tito a la cabeza y el equipo completo: Del Potro, Chela, Mónaco y Nalbandian. En frente, Djokovic, reciente campeón del US Open, llegado sobre la hora y en duda por sus problemas físicos. Pero lo respaldaban otros dos singlistas muy buenos Victor Troicki y Janko Tipsarevic. El primer objetivo, entonces, era no llegar al sábado 0-2. Por eso el 2-0 fue algo totalmente inesperado. David aplicó el primer golpe al sacar a Troicki en cuatro sets, y ya no necesitó volver a escena. Del resto se encargó Del Potro, quien barrió a Tipsarevic en el segundo punto y sacó de combate a Nole, quien se retiró tras haber perdido el primer set del cuarto punto. Una verdadera hazaña que le permitió al tenis argentino renovar la ilusión de ganar la Copa Davis.

Esta será la tercera final en seis años y otra vez Nalbandian es una de las piezas clave del equipo. ¿Será la vencida?

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